Las narices electrónicas, o 'eNose' en inglés, son pequeños artilugios equipados con poderosos sensores capaces de distinguir diversas clases de sustancias en el aire. Entre sus numerosas aplicaciones -desde identificar plagas en los árboles hasta vigilar la entrada de compuestos peligrosos en aeropuertos- se encuentra la posibilidad de identificar cambios en un paciente a través de su aliento, igual que un alcoholímetro detecta si se ha bebido demasiado.
Un equipo de científicos de Nueva Deli (India) y una empresa tecnológica de California (EEUU) han unido sus fuerzas para intentar llevar esta idea a la detección precoz de la tuberculosis, la segunda enfermedad infecciosa más letal en el mundo (sólo por detrás del sida). Las estimaciones que se barajan es que un método fácil y fiable para identificar esta dolencia en el aliento podría salvar 400.000 vidas al año, ya que permitiría empezar un tratamiento temprano y, además, reduciría el número de transmisiones.
El proyecto acaba de ser premiado con una beca de 950.000 dólares (algo más de 690.000 euros) de la organización sin ánimo de lucro Grand Challenges Canadá y la fundación Bill & Melinda Gates. La financiación cubre dos años para el desarrollo de la nariz, cuyos primeros modelos podrían estar en el mercado en 2013.
El objetivo es posible porque los investigadores indios, pertenecientes al Centro Internacional para la Ingeniería Genética y la Biotecnología, han encontrado en pacientes de su país una serie de moléculas presentes en su aliento y que revelan la presencia de la enfermedad. La compañía Next Dimension Technologies, por su parte, es la encargada de fabricar los biosensores para identificar estos compuestos.
La tuberculosis, aunque prácticamente erradicada en las naciones industrializadas, aún se cobra más de un millón y medio de vidas anualmente en países en vías de desarrollo. Por ello, es importante que la nariz electrónica sea portátil y fácil de utilizar.
En la actualidad, existen dispositivos similares, en distintas fases de desarrollo, diseñados para detectar diversas afecciones, incluidas células cancerígenas.
Fuente: El Mundo
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