Según la Organización Mundial de la Salud, las bacterias resistentes a los antibióticos son una de las tres principales amenazas para la salud humana y los hospitales son lugares especialmente críticos en lo que se refiere a la incidencia de la resistencia bacteriana a los antibióticos, ya que albergan a gente más vulnerable de lo normal por tener su salud debilitada, y constituyen también un punto de encuentro de diversas bacterias infecciosas, portadas por los pacientes.
Ahora el equipo del Dr. Udi Qimron del Departamento de Inmunología y Microbiología Clínica de la Facultad Sackler de Medicina en la Universidad de Tel Aviv, Israel, ha desarrollado una disolución líquida eficiente y económica que puede ayudar a combatir bacterias resistentes a los antibióticos y mantener a más pacientes a salvo de infecciones potencialmente mortales.
Ahora el equipo del Dr. Udi Qimron del Departamento de Inmunología y Microbiología Clínica de la Facultad Sackler de Medicina en la Universidad de Tel Aviv, Israel, ha desarrollado una disolución líquida eficiente y económica que puede ayudar a combatir bacterias resistentes a los antibióticos y mantener a más pacientes a salvo de infecciones potencialmente mortales.
La disolución se basa en virus bacteriófagos o fagos(virus que infectan a las bacterias) modificados genéticamente de tal modo que pueden alterar la composición genética de las bacterias resistentes a los antibióticos.
El Dr. Qimron y sus colaboradores han modificado genéticamente a esos virus bacteriófagos con el resultado de que una vez que infectan a las bacterias, transfieren a éstas un gen dominante que refuerza la sensibilidad de las bacterias ante ciertos antibióticos.
La disolución podría ser añadida a productos de limpieza antibacterianos comunes, que se aplican sobre superficies diversas en los hospitales. Ello ayudaría a volver vulnerables a las bacterias que ahora son resistentes a antibióticos.
La disolución es fácil de preparar, fácil de aplicar, y no es tóxica. El Dr. Qimron estima que un litro del medio de cultivo (el líquido en el que son cultivados los virus bacteriófagos) costará unos pocos dólares.
El siguiente paso en esta línea de investigación será probar la disolución en ensayos con animales, para garantizar su seguridad antes de pasar a los ensayos clínicos con humanos, y luego comenzar a fabricar y distribuirla para su uso en hospitales, como una botella cuyo contenido se pueda agregar a un atomizador o a un cubo.
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