Investigadores que estudiaban una enfermedad genética
rara han identificado una vía molecular que puede influir en la
esquizofrenia. El hallazgo podría guiar algún día a los científicos
hasta nuevas opciones de tratamiento para las personas que padecen de
esquizofrenia, una enfermedad que afecta aproximadamente al 1 por ciento
de la población mundial.
La esquizofrenia se caracteriza por una
multitud de síntomas, incluyendo alucinaciones, aislamiento social y
déficits en el aprendizaje y la memoria, que suelen aparecer a finales
de la adolescencia o principios de la adultez. Los intentos de
identificar causas de la enfermedad se han visto obstaculizados por el
hecho de que no existe una única mutación genética que esté asociada con
la enfermedad y de forma contundente.
Estudiando un trastorno
genético raro que aumenta el riesgo de padecer esquizofrenia, Laurie
Earls y otros colegas en el laboratorio de Stanislav Zakharenko, en el
Hospital St. Jude de Investigación Pediátrica, de Memphis, Tennessee,
Estados Unidos, identificaron cambios moleculares que afectan a la
memoria y que también están presentes en las personas con esquizofrenia.
Cerca
del 30 por ciento de las personas con un trastorno genético conocido
como síndrome de deleción 22q11 desarrollan esquizofrenia, por lo que
éste es uno de los factores de riesgo más importantes de la enfermedad.
En estudios previos con ratones que tenían este trastorno, el grupo de
Zakharenko identificó cambios en células nerviosas que conducen a
déficits en el hipocampo (el centro cerebral del aprendizaje y la
memoria) y que aparecen con la edad. En el estudio actual, el grupo
confirmó que en las personas con esquizofrenia se producen cambios
moleculares similares.
En estudios anteriores, el grupo de
Zakharenko encontró que la comunicación neuronal anormal y la disfunción
cognitiva se asociaban con niveles elevados de Serca2, una proteína que
regula el calcio en ciertas neuronas. Estas anomalías sólo son
detectables en ratones con deleción 22q11 a partir de cierta edad.
En
el estudio actual, los investigadores identificaron al gen Dgcr8 como
la fuente de estos cambios. Este gen produce moléculas, concretamente
microARNs, que suelen frenar a la Serca2. Sin estos microARNs, se elevan
los niveles de la proteína. Agregando estas moléculas al hipocampo de
animales con síndrome de deleción 22q11, los investigadores pudieron
disminuir los niveles elevados de Serca2 y reducir los déficits
celulares asociados a este defecto genético.
Para evaluar si los
resultados de estos estudios genéticos con ratones se podrían extrapolar
a la esquizofrenia, los investigadores analizaron tejido cerebral post
mortem de personas con esquizofrenia. Y descubrieron que los niveles de
Serca2 eran elevados incluso en los pacientes con esquizofrenia que no
tenían el síndrome de deleción 22q11.
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