El descubrimiento de la insulina hace casi un siglo, cambió
a la diabetes de una sentencia de muerte a una enfermedad crónica en la
que los afectados no tienen por qué afrontar más problemas que el de
inyectarse insulina de forma habitual. Pero, a pesar de las
investigaciones realizadas desde entonces, no estaba claro cómo
exactamente la insulina interactúa con las células. Ahora, por fin, se
ha conseguido averiguarlo
El hallazgo podría conducir a mejoras
importantes en las vidas de las personas diabéticas. Lo descubierto
aumenta de forma notable las probabilidades de dar con mejores
tratamientos para la enfermedad, en especial, medicamentos orales en vez
de jeringuillas, de bolígrafos inyectores o de bombas de insulina, y
también conducir a una menor dosis diaria.La diabetes puede
causar muy diversas complicaciones, desde enfermedades del corazón,
derrame cerebral e hipertensión arterial, hasta ceguera y problemas
renales. Es una enfermedad que afecta a mucha gente en el mundo. Tan
sólo en Estados Unidos hay cerca de 26 millones de diabéticos, más del 8
por ciento de la población del país, según la red estadounidense de
Centros para el Control de Enfermedades.Después de décadas de
especulaciones sobre cómo exactamente interactúa la insulina con las
células, un grupo internacional de científicos, que incluye a
especialistas de la Universidad Case Western Reserve, en Cleveland,
Ohio, Estados Unidos, ha encontrado finalmente una respuesta definitiva.
El grupo ha presentado su descripción detallada de cómo se enlaza la
insulina a la célula para permitir que ésta transforme el azúcar en
energía, y también cómo la insulina cambia de forma como resultado de
esta conexión.
Las
células absorben el azúcar de los alimentos como energía para el cuerpo.
Sin embargo, la glucosa no puede penetrar a través de la membrana de la
célula sin la ayuda de la insulina, una hormona secretada por las
células endocrinas del páncreas. Para absorber el azúcar, la mayoría de
las células tienen "receptores" de insulina que se enlazan a la hormona a
medida que ésta fluye por el torrente sanguíneo.
El equipo del
Dr. Michael A. Weiss, catedrático de bioquímica de la Universidad Case
Western Reserve, y Mike Lawrence, del Instituto Walter y Eliza Hall de
Investigación Médica en Melbourne, Australia, pusieron a prueba modelos
estructurales mediante innovadores métodos genético-moleculares que
pasan por la inserción de sondas especiales y su activación mediante luz
ultravioleta en el receptor. De este modo, Weiss y sus colegas lograron
obtener imágenes tridimensionales muy detalladas, que han proporcionado
respuestas firmes para bastantes preguntas sobre la insulina que la
comunidad científica aún no había logrado contestar de forma
satisfactoria.En la investigación también han trabajado expertos
de la Universidad de Chicago en Estados Unidos, la de York en el Reino
Unido y el Instituto de Química Orgánica y Bioquímica de Praga, en la
República Checa.
Weiss es reconocido mundialmente por su trabajo
sobre la insulina. En 1991, se valió de técnicas de resonancia magnética
nuclear para describir la estructura de la insulina. Más recientemente,
ha desarrollado una versión preliminar de la hormona que no necesita
ser refrigerada.
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