Un equipo internacional de investigadores ha descubierto en un
cadáver de cebra de las planicies de Namibia en el sur de África, un
virus nuevo y extrañamente grande que infecta y mata a la bacteria
Bacillus anthracis, la que causa el carbunclo (carbunco) o ántrax
maligno. El novedoso virus, un bacteriófago por ser bacteriano su
objetivo de ataque, podría algún día conducir a nuevas formas de
detectar a la bacteria Bacillus anthracis, tratar con mayor eficacia a
personas infectadas por ella, o descontaminar espacios ocupados por la
bacteria.
El virus fue aislado a partir de muestras de cadáveres
de cebras que murieron de ántrax maligno en el Parque Nacional de
Etosha, Namibia. La Bacillus anthracis forma esporas que sobreviven en
el suelo durante largos períodos. Las cebras se infectan cuando recogen
inadvertidamente las esporas mientras comen; las bacterias se
multiplican y cuando el animal muere, forman esporas que regresan al
suelo a medida que se descompone el cadáver.
Mientras que el
carbunclo lo causa una bacteria que invade y mata a su anfitrión animal,
los bacteriófagos, literalmente “comedores de bacterias”, son virus que
invaden y matan a anfitriones bacterianos.
La primera cosa de la
que se percató el equipo de Holly Ganz, de la Universidad de California
en la ciudad estadounidense de Davis, fue que el virus era un
depredador voraz de la bacteria del ántrax maligno.
Los
investigadores también se dieron cuenta de que el nuevo virus, llamado
Tsamsa, es inusualmente grande, con una cabeza gigante, una larga cola y
un extenso genoma, situándose entre los mayores bacteriófagos
conocidos.
El Tsamsa afecta no sólo a la B. anthracis sino
también a bacterias muy relacionadas con ésta, incluyendo cepas de
Bacillus cereus, que pueden contaminar la comida. La secuenciación del
genoma permitió a los investigadores identificar el gen para la lisina,
una enzima que el virus utiliza para matar a las células bacterianas, y
que tiene un uso potencial como antibiótico o agente desinfectante.
En
el hallazgo del virus y su posterior análisis también han participado
científicos de otras instituciones estadounidenses, así como de
Sudáfrica, Alemania y Suiza.
Increible
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