lunes, 26 de mayo de 2014

LA DIETA MEDITERRÁNEA SE ASOCIA CON UNA MORTALIDAD MÁS BAJA


El consumo de alimentos ricos en polifenoles, como el vino tinto o las semillas, podría estar relacionado con un riesgo de mortalidad más bajo, según un estudio coordinado por Rosa M. Lamuela, directora del grupo de investigación de Antioxidantes Naturales de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, en el que han participado investigadores de la Universidad Rovira i Virgili (URV), en España. Los resultados de esta investigación se han publicado en la revista de acceso abierto BMC Medicine.
El mismo grupo de la UB también ha formado parte de otro estudio publicado en la misma revista, coordinado en este caso por el profesor de la URV Jordi Salas Salvadó. Este trabajo constata cómo el consumo de aceite de oliva virgen extra podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en personas con alto riesgo de padecer este tipo de dolencias.
La investigación liderada por Lamuela forma parte de la tesis doctoral de Ana Tresserra, que volvió a analizar los resultados del estudio PREDIMED, realizado con personas de edad avanzada —de 55 a 80 años— con alto riesgo cardiovascular. En este nuevo análisis se encontró que las personas con una dieta rica en polifenoles tuvieron una reducción significativa en la mortalidad por cualquier causa, no solo en la debida a enfermedades cardiovasculares.
Asimismo se observó que ciertos polifenoles están asociados con efectos protectores frente a la mortalidad, específicamente los estilbenos y los lignanos. Los estilbenos se encuentran en la piel de la uva y se concentran en el vino tinto; por otra parte, las aceitunas, el aceite de oliva virgen, las semillas de lino, las semillas de sésamo y los cereales integrales contienen altos niveles de lignanos.
“En otras poblaciones estudiadas con anterioridad, el consumo de cualquiera de los alimentos ricos en polifenoles no era suficiente por sí mismo para reducir la mortalidad; pero en nuestro estudio el consumo total de polifenoles fue más amplio, proveniente de diversas fuentes de alimentación”, explica Rosa M. Lamuela, que también es investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn).
“Los datos de nuestra investigación y de estudios previos —continúa la profesora Lamuela— apoyan la hipótesis según la cual una mayor ingesta de polifenoles, con las muchas subclases de polifenoles que esto representa, sirve para aumentar la esperanza de vida a través de muchos factores diferentes”.
El otro trabajo en el que han participado los investigadores de la UB se ha centrado en los efectos del aceite de oliva. La asociación entre el consumo de este producto y el riesgo de enfermedades cardiovasculares se ha estudiado en numerosos trabajos; pero muy pocos han analizado los diferentes tipos de aceite de oliva. La investigación, realizada en el marco del estudio PREDIMED, ha encontrado que un aumento de 10 g por día en el consumo de aceite de oliva virgen extra está vinculado con una reducción del 10% en el riesgo de enfermedad cardíaca y muerte cardiovascular.

El aceite de oliva virgen extra es de mayor calidad que el aceite de oliva común, tiene un poco más de acidez y una mayor cantidad de polifenoles. Se cree que estos polifenoles proporcionan beneficios cardiovasculares.
“Aunque es difícil aislar el efecto de un solo ingrediente, nuestro estudio fue capaz de distinguir los efectos cardiovasculares atribuidos al aceite de oliva, un alimento que es un componente clave de la dieta mediterránea”, explica Jordi Salas Salvadó, coordinador de este estudio, director de la Unidad de Nutrición Humana en la URV e investigador del CIBERobn.
PREDIMED es un estudio de intervención nutricional multicéntrico que evaluó el efecto de la dieta mediterránea en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares en más de 7.000 personas de entre 55 y 80 años durante un promedio de cinco años. Los participantes fueron asignados al azar a tres grupos: uno con una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, otro con una dieta mediterránea enriquecida con frutos secos y un grupo de control que seguía una dieta baja en todo tipo de grasa.
“El estudio PREDIMED se llevó a cabo en una población de edad avanzada con alto riesgo cardiovascular; deben hacerse más estudios para comprobar si los beneficios de la dieta mediterránea se pueden generalizar a otras poblaciones”, concluye Salas Salvadó. 

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