Las mutaciones genéticas son cambios en la secuencia del ADN de las
células que pueden provocar errores en su funcionamiento, y en el peor
de los casos, su acumulación puede dar lugar a enfermedades graves como
el cáncer. Para evitarlo, las células disponen de mecanismos que
continuamente detectan y reparan estos defectos (el premio Nobel de
química del año 2015 fue otorgado a tres investigadores por sus estudios
en la reparación del ADN), pero el sistema a veces falla, las
mutaciones se acumulan y el tumor aparece.
Un equipo científico liderado por Núria López-Bigas, investigadora
ICREA del departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (DCEXS)
de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), en España, ha encontrado, por
primera vez, el motivo por el cual las mutaciones se acumulan
específicamente en ciertas regiones del genoma en las células de
melanoma y de cáncer de pulmón (adenocarcinoma pulmonar y carcinoma de
células escamosas), dos tipos de cáncer muy prevalentes en la población.
Los resultados de esta investigación aparecen publicados en la última
edición de la revista Nature.
El equipo de López-Bigas ha demostrado que el número de mutaciones es
mucho más elevado de lo esperado en las regiones del ADN a las que se
unen los llamados factores de transcripción, las proteínas encargadas de
regular la actividad de los distintos genes. Los resultados del estudio
indican que la unión de estas proteínas al ADN dificulta el acceso de
la maquinaria de reparación, lo que en última instancia provoca la
acumulación de las mutaciones genéticas en estas zonas.
En concreto, el análisis de los genomas de 38 melanomas secuenciados
por el consorcio The Cancer Genome Atlas, del que el equipo de Núria
López-Bigas forma parte, muestra que la tasa de mutaciones en estas
regiones es aproximadamente cinco veces más elevada que en las regiones
vecinas del genoma.
El melanoma, uno de los tipos de cáncer de piel más agresivos, tiene
su origen en muchas ocasiones en daños al ADN que los rayos de luz
ultravioleta causan en las células de la piel.
Este tipo de daño es reparado por un mecanismo celular específico
llamado reparación por escisión de nucleótidos (NER, por sus siglas en
inglés). El mismo mecanismo es el responsable de reparar los daños
causados por el humo del tabaco y que dan lugar a algunos tipos de
cánceres de pulmón.
Por este motivo, los investigadores decidieron comprobar si este
fenómeno también se podía observar en estos otros tipos de tumores. Los
resultados fueron reproducidos, observándose que en las zonas de unión
de los factores de transcripción de las células pulmonares había una
tasa de mutación también mucho más elevada con respecto a la de las
regiones vecinas del genoma.
Entender el origen genético del cáncer es crucial para tener un mejor
conocimiento de la enfermedad y desarrollar mejores herramientas para
luchar contra él. Tal y como indican los autores, los métodos utilizados
actualmente para identificar las mutaciones que resultan claves para el
desarrollo del tumor han de tener en cuenta la influencia que ejercen
las proteínas unidas al ADN en la ocurrencia de estas alteraciones, y el
descubrimiento de este hecho tendrá un gran impacto en el estudio de
los mecanismos que hacen que la enfermedad aparezca y progrese.
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