El EPA, ácido graso omega-3 y que abunda en el aceite de pescado y la leche
materna podría ayudar a retrasar o impedir la muerte de ciertas células
de la retina, según un estudio experimental en cultivos de laboratorio.
El hallazgo fue realizado por científicos de Bahía Blanca y podría
propiciar tratamientos futuros para afecciones como la degeneración
macular, que puede conducir a la ceguera.
En esas patologías oftálmicas, para las que aún no hay terapias
eficaces, comienzan a fallar las neuronas fotorreceptoras de la retina
que se encargan de recibir la luz y transformarla en señales que
permiten ver el mundo que nos rodea. Ahora, un equipo de científicos del
Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB), en
Argentina, comprobó que el ácido eicosapentaenoico o EPA previene la
muerte de esas células.
Los investigadores bahienses ya habían demostrado que otro lípido
omega-3, el ácido docosahexaenoico o DHA, promueve la supervivencia de
las neuronas fotorreceptoras. Ahora, en un trabajo publicado en el
“Journal of Neurochemistry”, probaron en cápsulas de cultivo que el EPA
agregado se transforma en DHA y cumple un rol protector de la muerte
celular. “Es algo que no se sabía”, destacó a la Agencia CyTA-Leloir la
doctora Nora Rotstein, directora del Laboratorio de Bioquímica de
Lípidos en el Desarrollo Neuronal del INIBIBB, que depende de la
Universidad Nacional del Sur (UNS) y del CONICET.
El hallazgo podría tener relevancia clínica porque los pacientes con
degeneración macular, retinitis pigmentaria y otras patologías afines
suelen recibir dietas suplementadas con DHA para frenar el avance de
esas enfermedades. ”La utilización del EPA, que se oxida menos que el
DHA, podría ser igualmente efectiva”, indicó Rotstein.
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