La relación entre la actividad del ciclo menstrual y el
riesgo de cáncer de mama y de ovario puede tener un actor inesperado:
los olores. Un equipo de la Universidad del Sur de California (EE.UU.),
ha descubierto que el ciclo estral (el equivalente del ciclo menstrual
humano) en ratones que portan una mutación conocida por causar
predisposición familiar al cáncer de mama y de ovario en seres humanos
se estimula más fácilmente por el olor que en ratones normales. Incluso,
han visto que el ovario intercede en las señales olfativas de forma
independiente de la nariz.
«La investigación indica que un mejor sentido del olfato puede contribuir a un mayor riesgo de cáncer de las mujeres con mutaciones BRCA1
-afirma Louis Dubeau-. Hemos encontrado que la presencia de la mutación
en el ovario media en una respuesta más fuerte de olor, lo que implica
que la mutación puede influir en el ciclo menstrual, que a su vez es un
factor de riesgo establecido para el cáncer de mama y de ovario».
Partiendo de la observación de que los ciclos menstruales a
menudo se sincronizan entre compañeras de clase, lo que indica la
existencia de algún tipo de comunicación con señales ambientales, los
científicos compararon ratones hembras genéticamente modificadas que
tenían la mutación BRCA1 con roedores normales o de tipo salvaje. Los
expertos aislaron las hembras de los machos, provocando que el ciclo
estral se detuviera en las hembras. Cuando se expuso a las hembras al
lecho del macho, aquellas con la mutación BRCA1 iniciaron el ciclo
estral más rápido que las de tipo salvaje.
Para confirmar que los resultados estaban influidos por el ovario independientemente de la nariz, los científicos trasplantaron ovarios de ratones con la mutación BRCA1 en roedores de tipo salvaje y ovarios de ratones normales en ratones genéticamente modificados que llevaban la mutación, como se detalla en un artículo sobre el trabajo que se publicó en «Plos One». Los ratones hembra de tipo salvaje con la mutación BRCA1 presente en sus trasplantes ováricos respondieron más rápidamente cuando se les presentó el aroma masculino que los ratones mutantes con trasplante de ovario de tipo salvaje que llevan la mutación en todos los tejidos excepto en el ovario.
Para confirmar que los resultados estaban influidos por el ovario independientemente de la nariz, los científicos trasplantaron ovarios de ratones con la mutación BRCA1 en roedores de tipo salvaje y ovarios de ratones normales en ratones genéticamente modificados que llevaban la mutación, como se detalla en un artículo sobre el trabajo que se publicó en «Plos One». Los ratones hembra de tipo salvaje con la mutación BRCA1 presente en sus trasplantes ováricos respondieron más rápidamente cuando se les presentó el aroma masculino que los ratones mutantes con trasplante de ovario de tipo salvaje que llevan la mutación en todos los tejidos excepto en el ovario.
«Hemos sabido durante mucho tiempo que los receptores del
olor se expresan en todo tipo de tejidos, pero sabemos muy poco acerca
de lo que estos receptores hacen fuera de la nariz», señala Dubeau,
profesor de Patología y director médico de Patología Molecular en el Norris Comprehensive Cancer Center de la Universidad de California.
Solo, añade, «ciertos tejidos en la mama y los órganos reproductivos
tienen un riesgo elevado de cáncer en las mujeres que portan una
mutación BRCA1. Encontramos que las mutaciones BRCA1 no sólo influyen en
estos tejidos directamente, sino también indirectamente cambiando la
forma en que se comunican con otras células».
«Esta investigación es uno de varios ejemplos que muestran
en mi laboratorio dónde BRCA1 controla cómo diferentes células se
comunican a distancia. Si podemos entender cómo la interrupción de estas
comunicaciones conduce a un riesgo elevado de cáncer en portadoras de
la mutación BRCA1, podemos desarrollar terapias para controlar estos tipos de cáncer, incluyendo quizás terapias basadas en el olor.
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