Un extenso estudio proteogenómico en cáncer de mama acaba de conectar
la información sobre las mutaciones somáticas que se producen en este
tipo de cáncer con los efectos que provocan sobre las rutas de
señalización del interior de las células y los procesos biológicos que
éstas regulan.
En los últimos años programas como el TCGA (El Atlas del Genoma del
Cáncer, en sus siglas en inglés) han analizado y caracterizado el
conjunto de cambios en la secuencias del ADN o en la estructura de los
cromosomas de las células tumorales humanas de los diferentes tipos de
cáncer, esto es, el genoma del cáncer. Sin embargo, en muchos casos, no
se han evaluado qué consecuencias funcionales tienen las alteraciones
somáticas identificadas sobre la expresión y los niveles de las
proteínas.
En un
conjunto de 77 muestras de cáncer de mama cuyo genoma había sido
caracterizado previamente, los investigadores cuantificaron tanto las
proteínas presentes en las muestras, como una de las modificaciones
bioquímicas típicas que interviene en las rutas de señalización celular:
la fosforilación. A continuación, se combinó ambos tipos de
información, genómica y proteómica para establecer relaciones entre
ambas.
La combinación de genómica y proteómica permitió identificar nuevos
marcadores proteicos para los diferentes tipos de cáncer de mama, así
como rutas de señalización características de los tumores. Algunas de
las proteínas identificadas como biomarcadores podrían ser utilizadas
como dianas terapéuticas para el diseño de fármacos contra este tipo de
cáncer. Entre ellas se encuentran varias enzimas quinasas, cuyo
potencial como diana podría ser evaluado con inhibidores ya en
desarrollo. Los autores mencionan el caso de PAK1, que ha sido
recientemente confirmada como diana terapéutica y marcador de pronóstico
pobre en el cáncer de mama luminal.
“Siempre ha sido importante llegar a las moléculas que trabajan en la
célula, las proteínas, y este ejercicio integrativo nos proporciona
realmente un completo nuevo conocimiento de este panorama,” indica Li
Ding, subdirectora del McDonnel Genome Institute en la
Universidad Washington en St Louis. “La aproximación proteogenómica
muestra potencial para enfocarnos en un conjunto más pequeño de
proteínas y modificaciones que son los conductores en los que deberíamos
pensar desde un punto de vista terapéutico.”
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