Un fármaco oral utilizado para tratar una dolencia sin relación con
el SIDA erradicó células infectadas con el VIH (Virus de la
Inmunodeficiencia Humana, culpable del SIDA) en cultivos de laboratorio,
sin afectar a las células no infectadas, y suprimió el virus en
pacientes durante el tratamiento y durante al menos ocho semanas tras el
cese del suministro del fármaco, según los resultados de un ensayo
clínico piloto llevado a cabo a raíz de una investigación del equipo de
Hartmut Hanauske-Abel, de la Universidad Rutgers, y Paul Palumbo, de la
Universidad Dartmouth, ambas instituciones en Estados Unidos.
Los resultados obtenidos abren la puerta al desarrollo de un prometedor tratamiento contra el VIH que podría destruir su ADN albergado en las células infectadas por él. Los actuales tratamientos contra el VIH y el SIDA se centran en fármacos antirretrovirales que, cuando se toman combinados y durante toda la vida del paciente, pueden impedir la proliferación del virus pero no matarlo ni por tanto curar al paciente de su enfermedad.
Por primera vez, se ha mostrado que es posible con un fármaco matar selectivamente a las células infectadas con el VIH.
Un obstáculo principal para tratar el SIDA ha venido siendo que el VIH es capaz de insertar su propio ADN en el de cualquier célula infectada, invalidando al mismo tiempo la capacidad de esta de suicidarse para salvar a otras de una invasión vírica. Los investigadores encontraron que el fármaco oral, la deferiprona, como la medicina antifúngica tópica ciclopirox que estudiaron previamente, reactiva la “respuesta suicida altruista” de una célula infectada con el VIH, con lo cual esta se autodestruye y al hacerlo destruye también al ADN del VIH contenido.
Los resultados obtenidos abren la puerta al desarrollo de un prometedor tratamiento contra el VIH que podría destruir su ADN albergado en las células infectadas por él. Los actuales tratamientos contra el VIH y el SIDA se centran en fármacos antirretrovirales que, cuando se toman combinados y durante toda la vida del paciente, pueden impedir la proliferación del virus pero no matarlo ni por tanto curar al paciente de su enfermedad.
Por primera vez, se ha mostrado que es posible con un fármaco matar selectivamente a las células infectadas con el VIH.
Un obstáculo principal para tratar el SIDA ha venido siendo que el VIH es capaz de insertar su propio ADN en el de cualquier célula infectada, invalidando al mismo tiempo la capacidad de esta de suicidarse para salvar a otras de una invasión vírica. Los investigadores encontraron que el fármaco oral, la deferiprona, como la medicina antifúngica tópica ciclopirox que estudiaron previamente, reactiva la “respuesta suicida altruista” de una célula infectada con el VIH, con lo cual esta se autodestruye y al hacerlo destruye también al ADN del VIH contenido.
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