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jueves, 27 de noviembre de 2014

EL NAD PREVIENE EL CÁNCER DE HÍGADO EN RATONES


Gracias al primer modelo de ratón que reproduce fielmente todas la fases del hepatocarcinoma humano, un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha descubierto que un derivado de la vitamina B3 puede prevenir el cáncer de hígado, al menos en los roedores. Los resultados, que se publican «Cancer Cell», a pesar de que los propios investigadores alertan de que la eficacia de esta línea no está demostrada en humanos, puede abrir una ventana para iniciar futuros estudios en humanos. En este sentido, ya ha comenzado una colaboración con el Programa de Investigación Clínica del CNIO, liderado por el oncólogo Manuel Hidalgo, para ampliar los estudios en ratones y valorar el posible salto a humanos.
El cáncer de hígado es uno de los tumores más frecuentes en todo el mundo y con peor pronóstico; según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012 se contabilizaron 745.000 defunciones por esta causa en todo el mundo, una cifra superada solamente por el cáncer de pulmón. La forma más agresiva y también la más frecuente es el carcinoma hepatocelular, o hepatocarcinoma, sobre el que todavía se conoce muy poco y existen escasas opciones terapéuticas.
Gracias al primer modelo de ratón que reproduce fielmente las fases del HCC humano, desde que aparecen las primeras lesiones en el hígado hasta el desarrollo de la metástasis, se ha visto que las dietas ricas en nicotinamida ribósido (NR), un derivado de la vitamina B3, protegen a estos ratones del desarrollo de HCC ya en sus fases más iniciales, cuando el estrés genotóxico causa daños en el ADN celular. También demuestran un efecto curativo de la dieta en aquellos ratones que habían desarrollado previamente la enfermedad.


Uno de los principales obstáculos para el estudio del hepatocarcinoma humano es la ausencia de modelos en ratón que copien la enfermedad, sobre los que investigar rutas moleculares o nuevas terapias. Puesto que está asociado a alteraciones en la supervivencia celular y el oncogén URI interviene en este proceso, los investigadores crearon mediante ingeniería genética ratones que contenían niveles elevados de URI solamente en hígado y de forma controlada en el tiempo.
Después de 30 semanas con altos niveles de URI, los ratones generaron tumores esporádicos en el hígado, e incluso metástasis cuando la inducción del gen persistió en el tiempo. Según describe el trabajo, la molécula que orquesta estos cambios es la nicotinamida adenina dinucleótido (NAD+), un compuesto universal de los seres vivos necesario para quemar calorías mediante el metabolismo celular.
«El aumento de URI disminuye el NAD+ celular y como consecuencia produce estrés genotóxico y daño en el ADN», explica Nabil Djouder, líder del estudio. «Sin embargo, todavía no está claro por qué el déficit de NAD+ provoca estas lesiones», añade.
Además de trabajar con el modelo de ratón, los autores han cotejado los resultados sobre casi un centenar de muestras humanas. «Las procedentes de pacientes con HCC contienen niveles de URI que duplican los de las muestras sanas», indica el artículo. Los datos, que además asocian a URI con una peor prognosis o evolución de la enfermedad, sitúan al gen como un posible nuevo marcador en cáncer de hígado.
Varios estudios epidemiológicos coinciden en asociar dietas pobres en triptófano –precursor de NAD+– con un aumento en la incidencia de determinados tipos de cáncer. También se ha observado que los suplementos diarios de vitamina B3 en poblaciones con deficiencias nutricionales crónicas reducen la incidencia de algunos tipos de cáncer, como el de esófago.
A pesar de los resultados, los investigadores alertan de que la eficacia de los suplementos nutricionales potenciadores de NAD+ como terapia combinada en oncología no está demostrada en humanos.

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