Diferentes estudios han demostrado que los telómeros –estructuras
celulares situadas en los extremos de los cromosomas– de las personas
fumadoras son más cortos que los de aquellas que no consumen tabaco. Una
investigación en la que participa la Universidad Complutense de Madrid
(UCM), en España, revela que en este acortamiento influye más si el
consumo se ha extendido a lo largo de los años que cuál es la dosis
diaria, aunque esta sea poca.
“Según nuestro resultados, parece no existir dosis libre de daño si
la exposición se ha prolongado en el tiempo”, explica Fernando Bandrés,
investigador de Toxicología y Legislación Sanitaria de la UCM y coautor
del trabajo, que se publica en Environmental Research.
El humo del tabaco contiene un gran número de compuestos químicos,
como agentes oxidantes y radicales libres, que potencian el daño
oxidativo en las células. El acortamiento de los telómeros se considera
un balance entre la exposición a estos agentes y la capacidad
antioxidante del organismo.
Por eso, la longitud telomérica es un indicador de la edad biológica
de un individuo. “Telómeros más cortos están asociados con un mayor
envejecimiento, con todo lo que ello conlleva, como EPOC, enfermedades
cardiovasculares y un deterioro general acelerado”, destaca Zoraida
Verde, investigadora de la Universidad Europea de Madrid y autora
principal del trabajo.
En el estudio participaron 147 fumadores (79 mujeres y 68 varones) de
entre 25 y 65 años, sin ninguna enfermedad. Todos completaron un
cuestionario sobre sus características demográficas, dosis de tabaco
consumida diariamente y tiempo total como fumador, y los científicos
analizaron sus muestras de orina y sanguíneas. La media de consumo de
tabaco fue de 21,5 años.
Para medir la longitud de los telómeros, los autores utilizaron
muestras de leucocitos de sangre periférica mediante la técnica PCR, con
la que compararon el número de copias de este gen con otro gen de copia
única obteniendo un valor relativo de longitud.
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