Casi todo el mundo sabe que conviene no tomar un café por
la tarde-noche si se quiere conciliar el sueño. Sin embargo, hasta ahora
no se conocía por qué la cafeína altera el sueño: la causa de este
efecto radica en que afecta a nuestro reloj biológico interno, denominado circadiano, que regula las fases de sueño-vigilia y nos dice cuándo debemos dormir y cuándo despertarnos.
Un equipo de la Universidad de Colorado-Boulder (EE.UU.) y del Laboratorio de Biología Molecular del Medical Research Council de Cambridge (Inglaterra) muestra por primera vez que la cafeína retrasa dicho reloj biológico en 40 minutos:
es decir, la cafeína que contiene un espresso doble consumida tres
horas antes de irnos a dormir retrasaría nuestros biorritmos en 40
minutos, lo que dificultaría nuestra capacidad para conciliar el sueño.
Además, por vez primera, señala Kenneth Wright, «hemos
visto cómo el café afecta a nuestro cronómetro celular». Porque hasta
hace poco, añade este experto de la Universidad de Colorado, se sabía
que la cafeína, la droga psicoactiva más utilizada en todo el mundo,
alteraba los relojes circadianos en especies como las algas y moscas de
la fruta, pero ahora se ha demostrado que también tiene un impacto sobre las células humanas.
Wright ya había analizado los patrones de sueño en 2013
cuando demostró que, tras una semana de acampada en las Montañas
Rocosas, sin luz artificial, ni siquiera linternas, los 8 campistas
sincronizaron sus relojes circadianos con la salida y la puesta del sol.
En esta ocasión, los voluntarios fueron controlados en el
laboratorio del sueño de Wright durante 49 días. Durante dicho periodo
se les sometió a diferentes condiciones relacionadas con el ciclo
sueño-vigilia: una habitación con poca luz y una pastilla de placebo;
poca la luz y el equivalente a 200 miligramos de cafeína dependiendo del
peso de cada individuo; luz brillante más placebo y la luz brillante y
más 200 miligramos de cafeína.
Para analizar los efectos de estas cuatro situaciones los investigadores obtuvieron periódicamente muestras de la hormona melatonina,
que es producida por la glándula pineal cuando lo ordena nuestro reloj
biológico, que se activa o desactiva en función de la luz y coordina los
relojes celulares de todo el cuerpo humano. Cada 24 horas, los niveles
de melatonina en la sangre aumentan para señalar el inicio de la ‘noche
biológica’ y disminuyen cuando comienza el ‘día biológico’.
Los resultados fueron claros: aquellos que consumieron
cafeína tenían un retraso de 40 minutos, más o menos, en su ritmo
circadiano nocturno en comparación con los que tomaron la píldora de
placebo en condiciones de poca luz. Aun así, este retraso es la mitad
del que induce la exposición a luz brillante durante tres horas antes de
acostarse. La combinación de ambos factores, luz y cafeína, producía un
retraso en el reloj biológico de casi 105 minutos.
Además, en el laboratorio de John O'Neill en Cambridge se
analizaron los cambios causados por la cafeína a nivel celular. Así se
ha visto que la cafeína puede bloquear los receptores celulares del neurotransmisor adenosina, que en situaciones normales favorece el sueño y suprime la excitación.
Aunque se trata de un pequeño estudio, tres mujeres y dos
varones, la información obtenida abre el camino para analizar cómo
afecta la cafeína en la fisiología humana. Los investigadores creen que
sus resultados pueden ayudar a explicar algunos trastornos de
sueño-vigilia, pero también pueden ser útiles para los viajeros
frecuentes, para que sepan cuál el mejor momento de tomarse un espresso
cuando se va a hacer un viaje en el que se van a atravesar múltiples
zonas horarias.
Fuente: ABC
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