La
producción y secreción de vitamina B2 o riboflavina y algunos de sus
derivados por las raíces de algunas especies vegetales facilita la toma
de hierro y, por tanto, su adaptación a ambientes pobres en este
nutriente. Esta es una de las principales conclusiones publicadas en la
revista New Phytologist a las que ha llegado un equipo del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El trabajo
podría posibilitar que la fertilización con hierro sea más competitiva y
respetuosa con el medio ambiente.
El estudio se ha llevado a cabo con Beta vulgaris
(remolacha), una especie vegetal con buena adaptación a ambientes
pobres en hierro asimilable, y cuyas raíces secretan vitamina B2 en
condiciones de deficiencia de hierro. Los resultados desvelan que la
carencia de hierro se agrava cuando esta vitamina y sus derivados se
retiran del medio de cultivo de las plantas. Por el contrario, la
presencia de estos compuestos en el medio promueve la transformación de
formas minerales de hierro, que son muy poco solubles pero muy
abundantes en los suelos, en formas solubles que sí son directamente
asimilables por las plantas.
“A
pesar de que el hierro es el cuarto elemento más abundante en la corteza
terrestre, sus formas químicas mayoritarias no son asimilables
directamente por las raíces. La deficiencia de hierro es uno de los
principales factores limitantes de la producción agrícola a nivel
mundial. Esta escasez es especialmente grave en suelos calizos, muy
abundantes en las zonas de cultivo de árboles frutales de la cuenca
Mediterránea, donde el hierro es particularmente insoluble”, explica la
investigadora del CSIC Ana Álvarez, de la Estación Experimental de Aula
Dei en Zaragoza.
El
hallazgo abre el camino para la innovación en el sector agrícola. Podría
posibilitar el desarrollo de nuevos fertilizantes más competitivos y
respetuosos con el medio ambiente.
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