Un equipo de las Universidades de Cambridge y Exeter (Gran
Bretaña), tras analizar a casi 70.000 mujeres, ha identificado más de
40 regiones del genoma humano qué están involucradas en el inicio de la
menopausia. En concreto, los investigadores han visto que dos tercios de
estas regiones contienen genes cuya función es mantener el ADN sano mediante la reparación de los pequeños daños que pueden acumularse con la edad. El estudio que se publica en «Nature Genetics»
y el que han participado científicos de 177 instituciones en todo el
mundo, además ha encontrado la primera evidencia genética de la
existencia de un vínculo entre el inicio de la menopausia y el cáncer de
mama, lo que corrobora conclusiones anteriores basadas en la evidencia
observacional.
Los hallazgos sugieren además que los oocitos femeninos que
son más eficientes en la reparación del ADN dañado sobreviven más
tiempo, lo que retrasa el inicio de la menopausia. Investigaciones
previas ya habían demostrado que la edad y algunas sustancias tóxicas,
como el humo del tabaco, dañan el ADN. Algunos estudios ha visto, por
ejemplo, que las mujeres fumadoras tienen la menopausia 1-2 años antes, en promedio, que las no fumadoras.
La investigación, explica Anna Murray, genetista de la
Universidad de Exeter, aumenta la comprensión de cómo se produce el
envejecimiento reproductivo en las mujeres y «esperamos que sirvan para
el desarrollo de nuevos tratamientos para la menopausia precoz».
Desde hace tiempo se sabe que la edad de inicio de la
menopausia está determinada por los genes, explica el investigador de la
Universidad de Cambridge John Perry. Ahora, «este estudio nos dice que
hay cientos de genes que pueden alterar el inicio de la menopausia,
desde una semana hasta años».
Además, el estudio es el primero que confirma el vínculo
entre el cáncer de mama y la menopausia. Según los autores, por cada año
de retraso en el comienzo de la menopausia aumenta el riesgo de
desarrollar cáncer de mama en un 6%. ¿La causa? Según Deborah Thompson,
del Departamento de Salud Pública y Atención Primaria de la Universidad
de Cambridge, está en la exposición a los estrógenos: «a menor exposición de hormonas, menor riesgo de cáncer», afirma.
Los investigadores dice que el siguiente paso es entender
con más detalle cómo las variaciones genéticas encontradas en este
estudio están causando alteraciones en el momento de la menopausia. Así,
al descubrir los mecanismos se podrían mejorar los tratamientos para
las enfermedades vinculadas con la menopausia y la infertilidad y de
otras como la osteoporosis y las enfermedades del corazón.
La menopausia se caracteriza por el cese permanente de la menstruación y la edad promedio a la que ocurre en los países desarrollados es entre los 51 y 52 años.
La menopausia se caracteriza por el cese permanente de la menstruación y la edad promedio a la que ocurre en los países desarrollados es entre los 51 y 52 años.
Sus primeros síntomas corto plazo son la aparición de
sofocos, sequedad vaginal, frecuencia y urgencia en la micción, y una
mayor frecuencia de infecciones urinarias. También es característica la
pérdida de la elasticidad de la piel y los cambios en la textura, el
tamaño y la consistencia de las mamas. Muchas mujeres refieren episodios
de ansiedad, depresión, irritabilidad, pérdida de memoria e insomnio.
También es característica una disminución en la libido, es decir, en el apetito sexual, que se puede ver agravado por las molestias producidas en la relación sexual, debido a la sequedad vaginal.
A largo plazo, la menopausia va a tener dos efectos
principales. Por un lado, la disminución de estrógenos va a contribuir
al desarrollo de un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular,
entendiéndose por ésta la aparición de hipertensión arterial, infarto de
miocardio o accidente cerebro-vascular y osteoporisis.
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