Investigadores del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica
(IMIBIC), del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, y del
Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER), del Instituto de Salud
Carlos III, en España, han demostrado la importancia de la dieta
mediterránea en el desarrollo de bacterias intestinales que reducen el
riesgo de padecer obesidad. Este modelo de alimentación aumenta la
población de microorganismos beneficiosos que previenen la aparición de
alteraciones derivadas del sobrepeso, en especial, la diabetes y
enfermedades cardiovasculares. Por este motivo, los expertos consideran
que la dieta mediterránea puede ser una herramienta útil para tratar o
corregir los desequilibrios propios de la obesidad y sus consecuencias.
La flora bacteriana del intestino o microbiota está formada por miles
de especies de microorganismos. La mayoría de ellos son beneficiosos
aunque también los hay perjudiciales. Con el paso de los años, la
variedad de microbios saludables se pierde por diversas causas, entre
ellas, cambios en la dieta o el uso de antibióticos.
Según constatan diversos estudios clínicos, este desequilibrio en la
composición microbiana puede desencadenar problemas cardiovasculares y
enfermedades como la obesidad y sus consecuencias. Entre éstas destaca
el denominado síndrome metabólico, un conjunto de patologías como
hipertensión, aumento de triglicéridos, niveles bajos de colesterol
bueno o HDL y diabetes.
Los investigadores han demostrado que esta población bacteriana se
mejora a través del modelo nutricional mediterráneo. “El consumo de esta
dieta, a largo plazo, puede corregir la alteración de la flora
intestinal, ya que aumenta los microbios beneficiosos”, explica a la
Fundación Descubre el responsable de este proyecto, Francisco
Pérez-Jiménez, del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica.
El experto considera que la posibilidad de modificar la microbiota es
útil para prevenir las alteraciones derivadas de la obesidad. “Las
personas que sufren síndrome metabólico, por su desequilibrio
bacteriano, ganan peso en mayor proporción de lo que se espera por el
consumo de calorías. En esta situación, la dieta mediterránea se
convierte en un mecanismo que puede reducir el riesgo de padecer esas
enfermedades”, asevera el investigador.
Para alcanzar estas conclusiones, que se recogen en el artículo ‘The
gut microbial community in metabolic syndrome patients is modified by
diet’, publicado en la revista Journal Nutrition Biochemistry, los
científicos realizaron un estudio con 239 pacientes con enfermedad
coronaria. De ellos, 128 padecían síndrome metabólico mientras que el
resto, 101, no presentaba dicha patología.
Durante dos años, ambos grupos se sometieron a dos dietas saludables.
Por un lado, la mediterránea y, por otro, la recomendada por la
Sociedad Americana de Cardiología, y la mayoría de países anglosajones,
que se diferencia de la primera por su menor contenido en grasa.
Después de 24 meses, las personas con síndrome metabólico que habían
seguido el modelo mediterráneo mostraban un crecimiento de las bacterias
beneficiosas y una reducción de las dañinas, situación que no se
produjo en los pacientes alimentados según el patrón anglosajón.
El estudio también confirmaba que los enfermos con síndrome
metabólico presentaban un desequilibrio en la proporción de bacterias,
con menor cantidad de población saludable. “En estos pacientes, el
consumo de la dieta mediterránea restaura los niveles de microorganismos
beneficiosos que se igualan a los de las personas que no padecen estas
alteraciones metabólicas”, explica el investigador Antonio Camargo
García, del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica.
El uso de la dieta supone, además, que la modificación de la
microbiota sea estable, es decir, que la sustitución de bacterias
perjudiciales por las buenas no sea transitoria. Éste es el principal
problema del trasplante de bacterias intestinales, un procedimiento que,
según han demostrado estudios recientes, es válido para adelgazar.
“Algunas investigaciones han confirmado que si ponemos bacterias de una
persona delgada en otra obesa, ésta pierde peso. Sin embargo, es un
efecto transitorio porque, con el tiempo, esos microorganismos
desaparecen”, explica Pérez-Jiménez.
Con la dieta mediterránea, los expertos han demostrado que la flora
intestinal se mantiene inalterable durante dos años por lo que, indican,
puede ser una vía para mejorar la obesidad y sus complicaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario