Las causas de la miopía nocturna, un misterio que traía de cabeza a
astrónomos y militares desde el siglo XVIII, ha sido desvelado por
científicos de la española Universidad de Murcia (UMU) en la revista
científica PLoS ONE. Pablo Artal y su equipo del Laboratorio de Óptica
(LOUM) han utilizado tecnologías ópticas avanzadas desarrolladas por
ellos mismos basadas en la óptica de los telescopios.
Su estudio
revela que la miopía nocturna es un fenómeno que experimentan todos los
humanos, que su impacto en la visión es menor de lo que se creía y que
no es necesario usar gafas o lentillas especiales para corregirla, dado
que el cambio miópico que experimenta el ojo al anochecer es mínimo y
solo tiene importancia en condiciones de muy baja iluminación.
“Este
fenómeno, uno de los enigmas más antiguos de la fisiología visual, se
debe a un mecanismo de sobreacomodación del cristalino del ojo en la
oscuridad. Con nuestro estudio quedan descartadas la aberración
cromática y la aberración esférica como causantes de la miopía nocturna,
como antes se pensaba”, apunta Artal a SINC.
La miopía es el
defecto de la visión causado por la incapacidad de las lentes del ojo,
la córnea y el cristalino, para enfocar correctamente los objetos
lejanos. La miopía nocturna se produce cuando hay poca luz y afecta por
igual a miopes y no miopes.
Los expertos del LOUM defienden que
la contaminación lumínica actual impide niveles extremos de oscuridad
que supongan un riesgo a la hora de conducir o realizar actividades
profesionales, por lo que, si una persona sufre una pérdida de visión
notable durante la noche, obedecerá a patologías ajenas a este fenómeno.
Al carecer de la tecnología para realizar mediciones más precisas, hasta ahora se creía que este fenómeno mermaba la agudeza visual en un 15%, que se producía una miopía de 1,5 dioptrías –una cifra muy significativa– y que era el posible detonante de muchos accidentes de tráfico. En los años ‘80 se popularizó el uso de gafas especiales durante la conducción nocturna para corregir la pérdida de agudeza visual..
Al carecer de la tecnología para realizar mediciones más precisas, hasta ahora se creía que este fenómeno mermaba la agudeza visual en un 15%, que se producía una miopía de 1,5 dioptrías –una cifra muy significativa– y que era el posible detonante de muchos accidentes de tráfico. En los años ‘80 se popularizó el uso de gafas especiales durante la conducción nocturna para corregir la pérdida de agudeza visual..
El equipo de Artal ha probado que estos valores no
corresponden con la realidad. “Clínicamente, se pueden producir síntomas
visuales por desenfoques tan pequeños como 0,5 dioptrías, pero estos
solo se superan en la miopía nocturna en condiciones inusualmente bajas
de luminosidad”, afirman.
En
su laboratorio desarrollaron un dispositivo experimental basado en la
óptica adaptativa, una técnica de la astronomía que elimina el efecto de
turbulencia atmosférica en los telescopios. Con este instrumento de luz
infrarroja, midieron el nivel de miopía inducida por la oscuridad en el
ojo en diferentes condiciones ópticas. Los investigadores hicieron
mediciones en ocho sujetos con visión normal, con edades comprendidas
entre los 24 y 49 años.
“Durante más de un siglo ha habido un
debate abierto sobre las causas de la miopía nocturna porque los
resultados eran contradictorios. Curiosamente, todavía hasta hoy
persistían las mismas dudas sobre sus principales causas", explica
Artal.
La miopía nocturna fue bautizada así y descrita por
primera vez en 1942 por dos españoles, los especialistas en óptica, José
Mª Otero y Armando Durán, aunque mucho antes ya era objeto de
preocupación en los bandos combatientes de la II Guerra Mundial.
Alemanes,
británicos y estadounidenses encerraban a sus vigías en cuartos oscuros
para adaptar sus pupilas a la noche y evitar que no avistasen la
llegada del enemigo. "Hubo un momento en la historia en el que conocer
la magnitud y los procedimientos para corregir la miopía nocturna se
consideraban secretos militares”, dice el experto.
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