Los telómeros son una de las causas del reloj de arena de la vida. Cada vez que
una célula de una persona se divide, hace una segunda copia de los 46
cromosomas y envía una a cada una de las dos células resultantes. A
medida que se generan las copias, en cada replicación se recorta un
pedazo de las puntas que protegen a los cromosomas, los denominados
telómeros. Esos telómeros cada vez más cortos son una de las razones
principales por las que las poblaciones de células envejecen. Después de
toda una vida de producirse divisiones celulares, los telómeros se
acortan hasta una longitud que impide las futuras replicaciones de la
célula, la cual finalmente muere sin dejar a otra que ocupe su lugar. En
ese sentido estricto, el envejecimiento es una simple cuestión de
telómeros.
El equipo de la profesora Helen M. Blau, profesora en la Universidad
de Stanford en California, Estados Unidos, y directora del Laboratorio
Baxter para Biología de Células Madre, adscrito a dicha universidad, ha
logrado algo que no muchos años atrás habría sido exclusivo de la
ciencia-ficción: Un método que puede incrementar rápida y eficientemente
la longitud de los telómeros humanos.
Blau y sus colaboradores insertaron en células humanas cultivadas un
ARN modificado que codifica para una proteína que extiende los
telómeros. La capacidad de proliferación celular se incrementó de forma
espectacular, proporcionando una gran cantidad de células.
Las células tratadas con esta técnica se comportan como si fueran
mucho más jóvenes que las no tratadas, multiplicándose prolíficamente en
la placa de Petri en vez de estancarse o morir. Las células de piel con
telómeros alargados mediante el procedimiento pudieron dividirse hasta
40 veces más que las células no tratadas.
En los humanos jóvenes, los telómeros tienen una longitud de 8.000 a
10.000 nucleótidos. La técnica ideada por el equipo de Blau permite
alargar los telómeros humanos hasta unos 1.000 nucleótidos más,
atrasando el reloj interno de las células en una medida que equivale a
bastantes años de vida humana.
El procedimiento, sin embargo, no está pensado para intentar alargar
la vida humana, sino para mejorar la capacidad de los investigadores de
generar grandes cantidades de células para su estudio o para probar en
ellas fármacos en proceso de desarrollo. De todos modos, esta línea de
investigación sí puede conducir a la creación de nuevas formas de tratar
enfermedades causadas por un acortamiento excesivo y anómalo de los
telómeros, y quién sabe si en un futuro acaso sirva para promover de
manera directa la longevidad.
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