El ansiado ‘santo grial’ en la investigación del VIH y del
sida es encontrar una vacuna que sea eficaz para prevenir la infección
que causa este virus.
Un estudio que se publica en «Nature», puede suponer un nuevo avance en la obtención de una vacuna universal y eficaz, o la menos de un compuesto que prevenga la infección. Un equipo del Instituto de Investigación Scripps (EE.UU.) presenta un nuevo fármaco, un anticuerpo, que es tan potente y además universalmente eficaz que podría funcionar como una especie de vacuna convencional contra el virus que causa el sida.
Un estudio que se publica en «Nature», puede suponer un nuevo avance en la obtención de una vacuna universal y eficaz, o la menos de un compuesto que prevenga la infección. Un equipo del Instituto de Investigación Scripps (EE.UU.) presenta un nuevo fármaco, un anticuerpo, que es tan potente y además universalmente eficaz que podría funcionar como una especie de vacuna convencional contra el virus que causa el sida.
Según detallan en «Nature»
la nueva molécula ha demostrado ser eficaz contra dos subtipos del VIH,
el VIH-1, VIH-2, pero también frente al virus de inmunodeficiencia de
los simios (VIS), incluyendo aquellas variantes más difíciles de tratar.
Además, el compuesto protege contra dosis mucho más elevadas de virus
de las que hay presentes en la mayoría de las infecciones que se
producen entre personas y, lo más importante, es que su capacidad de protección se prolonga hasta ocho meses después de su administración.
Tal y como señala el coordinador del trabajo, Michael
Farzan, este compuesto es «el inhibidor de entrada más amplio y potente
descrito hasta la fecha». Farzan explica que a diferencia de otros
anticuerpos que fracasan a la hora de neutralizar una gran cantidad de
cepas del VIH-1, «nuestra proteína ha demostrado ser eficaz contra todas las cepas ensayadas»,
algo que su opinión aumenta la posibilidad de que podría «convertirse
en una alternativa eficaz para diseñar una posible vacuna contra el
VIH».
Para que el virus que causa el sida infecta una célula se
debe dirigir a una parte fundamental del sistema inmune, los linfocitos
CD4. Con su ayuda, el VIH se fusiona con la célula y su material
genético se integra con el de la célula y termina por transformar la
célula huésped en fabrica de virus.
El nuevo estudio se basa en los hallazgos previos del
propio equipo de Farzan que mostraron que el correceptor CCR5 [el VIH
utiliza dos llaves, CCR5 o CXCR4 para entrar en las células], contiene
variaciones inusuales en la región clave para su unión con el VIH, y
que, por lo tanto, las proteínas presentes en dicha región se podrían
utilizar para prevenir la infección del sida.
Gracias a esta información los investigadores del Instituto Scripps han
fabricado un nuevo candidato a fármaco para que se una a dos sitios
diferentes en la superficie del virus de forma simultánea, lo que
previene la entrada del VIH en la célula huésped de una forma mucho más
eficaz.
El equipo, en el que también ha participado el investigador
español José M. Martínez Navío, ha utilizado la tecnología de
adenovirus, que consiste, explica Blanco, en usar un virus inocuo para
administrar el anticuerpo. Y una vez inyectado en el tejido muscular, al
igual que el propio VIH, «al anticuerpo hace que sean las propias
células musculares las que produzcan suficiente cantidad de la nueva
proteína protectora para prevenir la infección», señala Farzan. Se
trata, señala Blanco, del uso de herramientas ya conocidas para que las
propias células produzcan anticuerpos anti VIH, «una aproximación de
terapia génica muy interesante porque permitiría prevenir la infección
en los países con menos recursos».
Porque, explica el investigador del IrsiCaixa,
aunque ya existen fármacos inhibidores de los correceptores, su efecto
es más corto, pero si existe un compuesto cuyo efecto protector sea
mucho más polongado [en el estudio se habla de un efecto protector de casi 8 meses], «sería una solución para la prevención del VIH en los países con menos recursos».
Para el experto, la terapia génica (mediante el uso de
adenovirus) puede ser una buena solución para prevenir el sida; ahora
bien, el problema, asegura Blanco, es que el empleo de la terapia génica
en humanos en el campo del VIH no está aprobada todavía y la pregunta
que está en el aire es «¿cuándo podremos usar estas interesantes
aproximaciones en personas?».
Más optimista es Farzan para quien el trabajo «es la
culminación de más de una década de trabajo en la bioquímica sobre cómo
el VIH entra en las células. Cuando empezamos nuestro trabajo sobre CCR5
se pensaba que era interesante, pero nadie vio su potencial
terapéutico. Y ese potencial está empezando a hacerse realidad».
Ya hay otros equipos de investigación, como el del propio Blanco que
tyrabajan con proteínas muy similares y cuyo estudio se publicará en PLoS One, que investigacn en la misma dirección.
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