La dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra tiene efectos beneficiosos que disminuyen el riesgo de desarrollar retinopatía diabética,
la principal causa de ceguera en la población diabética, según un
estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de
la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
La investigación, publicada en la revista «Diabetes Care», ha revelado que las personas con diabetes tipo 2
que llevan este tipo de dieta tienen un 44% menos de posibilidades de
desarrollar retinopatía diabética, una enfermedad ocular que tiene su
origen en el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina,
respecto a las personas que seguían una dieta baja en grasa.
Se trata de «la primera investigación que ofrece resultados de alto nivel científico»
en cuanto a la relación entre los patrones dietéticos y la incidencia
de complicaciones microvasculares, según ha explicado el investigador
del CIBERobn y profesor de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona,
Jordi Salas-Salvadó.
En este estudio participaron más de 3.000 pacientes con
diabetes tipo 2 de toda España. De manera aleatoria, los participantes
fueron repartidos para seguir distintas intervenciones dietéticas: unos
debían llevar a cabo la dieta mediterránea suplementada con aceite de
oliva virgen extra, otros una dieta mediterránea complementada con
frutos secos y los restantes una dieta pobre en grasas tanto de origen
animal como vegetal. Finalmente, los resultados demostraron que el primer grupo era el que obtenía mejores resultados.
Al comparar los resultados de los dos grupos que siguieron la dieta mediterránea, se comprobó que los que la combinaban con aceite de oliva virgen extra obtuvieron una reducción mayor que los que comían más frutos secos. Ambos alimentos contienen ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados y otros componentes bioactivos que ya se habían asociado a reducciones del riesgo de retinopatía diabética.
Al comparar los resultados de los dos grupos que siguieron la dieta mediterránea, se comprobó que los que la combinaban con aceite de oliva virgen extra obtuvieron una reducción mayor que los que comían más frutos secos. Ambos alimentos contienen ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados y otros componentes bioactivos que ya se habían asociado a reducciones del riesgo de retinopatía diabética.
Por tanto, el estudio concluye que el aceite de oliva es la causa de gran parte de la protección conseguida frente
a esta patología. Durante el estudio, además, no se restringieron las
calorías ingeridas ni se establecieron pautas de ejercicio físico, por
lo que el beneficio obtenido se puede atribuir a la dieta mediterránea.
Por otra parte, Salas-Salvadó ha señalado que «los resultados podrían haber sido todavía más significativos si se hubiera comparado con un patrón de dieta como el que se sigue en países occidentales no mediterráneos».Este estudio confirma los resultados obtenidos en investigaciones previas sobre la influencia de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Se ha demostrado que esta dieta tiene efectos protectores
sobre la presión sanguínea, el perfil lipídico y el metabolismo de la
glucosa, y también sobre otros factores de riesgo que ahora se tienen en
consideración, como los marcadores de oxidación, de inflamación y de
disfunción endotelial.
De esta forma, cambiar los patrones habituales de nutrición por los de la dieta mediterránea puede tener efectos muy positivos sobre la salud. La intervención dietética, además, se puede aplicar desde los centros de atención primaria, haciendo más fácil su aplicación.
De esta forma, cambiar los patrones habituales de nutrición por los de la dieta mediterránea puede tener efectos muy positivos sobre la salud. La intervención dietética, además, se puede aplicar desde los centros de atención primaria, haciendo más fácil su aplicación.
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