Un buen estado de ánimo, o sea sentirse feliz, afecta de manera
significativa a los genes de la persona. Así se ha comprobado en una
investigación, la primera de su tipo hasta donde se sabe, realizada por
especialistas de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y la
Universidad de Carolina del Norte, ambas en Estados Unidos.
El
equipo de Steven Cole, de la UCLA, y Barbara L. Fredrickson, de la
Universidad de Carolina del Norte, examinó cómo influye un estado de
ánimo positivo en la expresión genética humana.
Y lo que estos
científicos han encontrado es que los diferentes tipos de felicidad
sorprendentemente producen efectos diferentes en el genoma humano.
Las
personas que tienen niveles altos de bienestar o felicidad derivados de
la satisfacción de estar haciendo cosas buenas para los demás, como le
ocurre a la gente altruista, mostraron perfiles de expresión genética
muy favorables en sus células inmunitarias. Estas personas tenían
niveles bajos de expresión de genes antiinflamatorios y una expresión
fuerte de genes antivirales y de anticuerpos.
Sin
embargo, las personas que tenían niveles relativamente altos de
felicidad hedonista y egoísta, o sea el tipo de felicidad que proviene
de la autogratificación (como le ocurre a la gente famosa a la cual la
fama se le sube a la cabeza, o a la gente rica que disfruta derrochando
su dinero en lujos), presentaron perfiles exactamente opuestos. Estas
personas tenían un perfil de expresión genética adversa, que incluía una
alta expresión de genes inflamatorios y una baja expresión de genes
antivirales y de anticuerpos.
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