Una investigación reciente revela que el principal vector (es decir,
transmisor) de la malaria o paludismo en África, el mosquito Anopheles
gambiae, es capaz de oler mejor por la noche las sustancias químicas del
cuerpo humano que le sirven para identificarnos y localizarnos.
El
equipo de Giles Duffield, Zain Syed y Samuel Rund, de la Universidad de
Notre Dame en Indiana, Estados Unidos, se valió de técnicas
proteómicas, fisiológico-sensoriales y conductuales para examinar la
capacidad del mosquito para oler a lo largo de las 24 horas del día.
Los
mosquitos que transmiten la malaria poseen una importante familia de
proteínas para captación de olores. Los investigadores examinaron el
papel exacto que tiene esa familia de proteínas en la regulación diaria
de la sensibilidad olfativa en los mosquitos. Se cree que las proteínas
de esa familia en las antenas del insecto y en partes de su boca tienen
por función concentrar las moléculas de sustancias detectables por su
olor y ayudar a transportarlas a los receptores olfativos propiamente
dichos, permitiendo de ese modo una mejor identificación de los olores
de interés.
El equipo de investigación ha descubierto que la
abundancia de proteínas de ese grupo oscila a lo largo de un ciclo de 24
horas, sincronizado con el ciclo día-noche, y ha detectado en los
órganos sensoriales del mosquito concentraciones de tales proteínas que
por la noche son mayores que durante el día.
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