Un alga marina considerada como una amenaza para el crecimiento
saludable de los arrecifes de coral en Hawái puede poseer la capacidad
de producir sustancias que algún día podrían tratar enfermedades
humanas, según revelan los resultados de un estudio reciente, dirigido
desde el Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de
California en San Diego.
El equipo de Hyukjae Choi, William
Gerwick y Jennifer Smith ha mostrado que el alga marina, un tipo de
organismo fotosintético diminuto conocido como cianobacteria, produce
compuestos químicos que parecen prometedores como agentes
antiinflamatorios y para combatir infecciones bacterianas.
"Estos
compuestos podrían ser útiles en diferentes campos, tales como el
tratamiento de enfermedades inflamatorias crónicas para las que
actualmente no tenemos medicamentos realmente buenos", valora Gerwick,
profesor de oceanografía y ciencias farmacéuticas en el Centro de
Biotecnología y Biomedicina Marinas del citado instituto.
Los
investigadores realizaron varios experimentos de laboratorio y
descubrieron que el alga marina (la cianobacteria Leptolyngbya
crossbyana) genera algunas sustancias con potentes propiedades
antiinflamatorias y antibacterianas.
Específicamente,
esas sustancias entorpecen la capacidad de las bacterias para "invadir"
superficies. Por ejemplo, antes de colonizar una área nueva, las
bacterias secretan pequeñas cantidades de una sustancia conocida como
factor de detección de quórum, que sirve para comprobar si la nueva
superficie es segura para su colonización. Sabotear el factor de
detección de quórum podría conducir algún día al desarrollo de una nueva
clase de tratamientos contra infecciones bacterianas.
"Creo que
este hallazgo es un buen ejemplo de que tenemos que mirar más
detalladamente en nuestro entorno porque resulta que incluso plagas
molestas no son sólo plagas", razona Gerwick.
En el estudio
también han trabajado Samantha Mascuch, Francisco Villa, Tara Byrum y
Lena Gerwick del citado instituto; Margaret Teasdale y David Rowley, de
la Universidad de Rhode Island; y Linda Preskitt de la Universidad de
Hawái en Manoa, en Estados Unidos todas estas instituciones.
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