Una investigación reciente desvela uno de los mecanismos por los que el
envejecimiento puede mermar la capacidad del sistema inmunitario para
combatir a las infecciones y reaccionar adecuadamente ante las vacunas.
El estudio, efectuado en ratones viejos, muestra que la administración
de antioxidantes puede ayudar a revertir este deterioro de la función
inmunitaria.
Todas las células generan sustancias llamadas
radicales libres como parte normal del metabolismo. Estas moléculas
inestables y altamente reactivas pueden dañar con facilidad las
proteínas, lípidos y otros componentes celulares mediante la oxidación
(la reacción entre el oxígeno y las sustancias con la que entra en
contacto).
Las células se protegen del "estrés oxidativo"
mediante la producción de varias enzimas que capturan a los radicales
libres. Pero en el envejecimiento, el aumento en la producción de
radicales libres, junto con la disminución de la producción de enzimas
antioxidantes, causa una acumulación de proteínas dañadas y otras
moléculas problemáticas que pueden ser tóxicas para las células.
El nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de la Dra. Laura Santambrogio, el Dr. Fernando Macian-Juan y la Dra. Ana María Cuervo, todos de la Academia Albert Einstein de Medicina, dependiente de la Universidad Yeshiva, en Nueva York, es el primero en examinar hasta qué punto el estrés oxidativo puede perjudicar a la función inmunitaria de un tipo de células llamadas células dendríticas.
El nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de la Dra. Laura Santambrogio, el Dr. Fernando Macian-Juan y la Dra. Ana María Cuervo, todos de la Academia Albert Einstein de Medicina, dependiente de la Universidad Yeshiva, en Nueva York, es el primero en examinar hasta qué punto el estrés oxidativo puede perjudicar a la función inmunitaria de un tipo de células llamadas células dendríticas.
A las células
dendríticas se las puede definir de modo simple como los centinelas del
sistema inmunitario, ya que alertan al organismo de la presencia de
invasores microbianos. Cuando, por ejemplo, una persona se expone a
virus o bacterias, esos centinelas apresan a los patógenos y los
muestran a otros componentes del sistema inmunitario, para que estos
también se activen y hagan su trabajo.
El
equipo de investigación aisló células dendríticas de ratones
envejecidos y encontró que las proteínas dañadas por oxidación se habían
acumulado en las células causando efectos perjudiciales. Por ejemplo,
las proteínas modificadas oxidativamente entorpecían la función de los
endosomas, las organelas de las células donde los patógenos son
desactivados.
Cuando a los ratones se les inyectó un potente
antioxidante diariamente durante dos semanas, algunos de los efectos del
estrés oxidativo fueron revertidos.
Este hallazgo tendrá
repercusiones en el diseño de vacunas o de tratamientos para los seres
humanos, especialmente los ancianos, cuyos sistemas inmunitarios
debilitados los hacen más susceptibles a las infecciones.
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