Se ha descubierto la existencia de anomalías preocupantes en el hueso y
en la médula ósea de ratas sometidas a un estilo de vida en el que
habitualmente duermen poco.
Entre los efectos observados por el
equipo de Carol Everson, profesora de neurología, biología celular,
neurobiología y anatomía, en el MCW (Medical College de Wisconsin) en
Milwaukee, figuran trastornos que perjudican la salud del tejido óseo y
de la médula ósea.
Si los mismos procesos observados en las ratas
del estudio ocurren en personas, las implicaciones médicas potenciales
son de gran alcance y pueden incluir una reparación deficiente de
microlesiones provocadas por actividades cotidianas, la introducción de
procesos propios de la osteoporosis, y cambios celulares que podrían
aumentar la predisposición a ciertas enfermedades óseas.
Tal como
argumenta el Dr. Steven R. Goodman, director de la revista académica
Experimental Biology and Medicine (ebm.rsmjournals.com), en la cual los
resultados del estudio han sido presentados, existe en los últimos años
una creciente tendencia a dormir poco, mayormente entre las personas
jóvenes, pero también entre las de otras franjas de edad.
Aunque
ya se sabía que dormir habitualmente poco puede afectar a nuestra
salud, eran muy pocos los indicios que la comunidad científica tenía
acerca de los posibles efectos óseos nocivos.
El nuevo estudio revela por tanto otra faceta de la influencia perniciosa que el dormir poco tiene en la salud.
Sabía que dormir poco era malo, pero no para los huesos
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