Los efectos positivos de la vieja aspirina en ciertos tipos de cáncer,
el de colon principalmente, son bien conocidos desde hace años. Sin
embargo, el ácido acetilsalicílico no acaba de generalizarse como
antitumoral porque no está exento de riesgo (sangrados gástricos, sobre
todo) y porque no se sabe con certeza qué pacientes concretos se
benefician de su uso.
Un ensayo clínico que esta semana se publica en la revista 'The New England Journal of Medicine'
añade una pincelada más para aclarar este lienzo y convertir al viejo
fármaco en una diana dirigida contra una mutación concreta.
Porque lo que ha descubierto un equipo de científicos estadounidenses y japoneses es que aspirina prolonga la vida
de los pacientes con cáncer colorrectal que portan en sus células una
mutación concreta. Se trata de una alteración en el gen PIK3CA, presente
en el 20% de los tumores de colon, y que está íntimamente ligada con
procesos inflamatorios (sobre los que actúa aspirina).
El doctor Josep Tabernero, director del
Instituto de Oncología Vall d'Hebron de Barcelona (VHIO),explica que este 'detalle'
le confiere al trabajo una gran ventaja e importancia con respecto a lo
que se había publicado hasta ahora. "Es la primera vez que la reducción
de mortalidad relacionada con el consumo de aspirina se relaciona con
esta vía", señala. Pese a ello, admite que habrá que seguir estudiando y
confirmando esta observación en nuevas muestras, "porque aspirina no es un fármaco exento de riesgos
y todavía no podemos recomendarlo, ni como tratamiento para prevenir
tumores de colon, ni en adyuvancia en pacientes ya diagnosticados y
operados".
Hasta ahora, aspirina había demostrado su papel quimiopreventivo y también su efecto en la pacientes con un tipo de cáncer colorrectal hereditario. Sin embargo, y pese a que en 2009 también se observó que reducía un 30% la mortalidad por cáncer de colon,
su uso no acaba de generalizarse, ni como tratamiento adyuvante una vez
diagnosticada la enfermedad ni como pastilla preventiva.
El análisis de casi 1.000 pacientes que Xiaoyun Liao y su equipo
publican esta semana podría aclarar esa situación. Concretamente, el
trabajo señala que los portadores de una mutación en PIK3CA tenían una
supervivencia del 97% a los cinco años del diagnóstico frente al 74% de
quienes no tomaban aspirina regularmente. Por el contrario, el ácido
acetilsalicílico no mostró ningún beneficio en el 80% de tumores
colorrectales sin dicha alteración.
Como añade Tabernero, el estudio es interesante porque PIK3CA también
está mutado en otros tipos de cáncer, como el de mama (especialmente en
el caso de tumores hormonodependientes). Sin embargo, hoy por hoy, este
error genético no se analiza de rutina cuando a un paciente le
diagnostican un tumor colorrectal porque no existe ningún fármaco
aprobado contra este fallo ("aunque sí existen muchos en investigación",
admite el oncólogo catalán).
"Por primera vez tenemos un marcador molecular que nos puede ayudar a
identificar cuáles de estos pacientes se van a beneficiar de esta
terapia concreta", señala otro de los firmantes, Shuji Ogino. El cáncer
de colon es el más frecuente en España y el cuarto que más muertes causa
en los países occidentales.
A pesar del optimismo que vuelven a despertar estos resultados
(aspirina ha demostrado ser más útil, y más barato que modernos
antitumorales), un editorial en la misma revista llama de nuevo a la cautela.
Boris Pasche, de la Universidad de Alabama (EEUU), subraya que la
muestra de pacientes con PIK3CA mutado es demasiado pequeña para ser
significativa (sólo 66 de los 964), por lo que llama a replicar las
conclusiones en una muestra más amplia. De ellos, además, sólo tres
fallecieron de cáncer de colon durante el seguimiento, lo que debilita
la estadística sobre mortalidad. Aún así, reconoce, si las conclusiones
se confirman, estaríamos ante uno de los fármacos más viejos en ser
usados en oncología como diana molecular.
FUENTE: EL MUNDO
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