En un seminario realizado en el Instituto de Física de la
Universidad Católica (UC) de Chile, el investigador y jefe del Servicio
de Física Médica del Instituto Curie de Francia, Alejandro Mazal, expuso
ante alumnos y profesores del Magíster en Física Médica, sobre la
terapia de protones como alternativa o complemento a la tradicional
radioterapia sobre la base de fotones para combatir el cáncer, causando
el menor impacto posible a células adyacentes a los tumores.
En ese sentido, Mazal explicó en qué consiste dicha terapia, sus
alcances, beneficios y riesgos, especificando que la protonterapia es
muy benéfica principalmente en casos de pediatría, pero que por el alto
costo de implementación aún ésta no se masifica a nivel mundial. No
obstante, desde hace aproximadamente 10 años, se ha producido una
expansión de esta terapia, por los avances que ha exhibido y la
reducción paulatina de sus costos.
El científico, considerado uno de los principales investigadores del
mundo en esta materia, explica que la terapia de protones consiste
principalmente en impactar de manera más directa a las células dañadas,
mediante los haces de protones, evitando desplegar energía en la células
que se encuentran alrededor y “sanas”, para así evitar la formación de
futuros tumores, pero también para concentrar la energía en la zona
afectada.
Este tratamiento “es realizado sobre la base del uso de protones que
reemplazan a los fotones, que son técnicas más tradicionales. La gran
ventaja de los protones es que son partículas cargadas, que cuando
entran en los tejidos paran a una cierta profundidad. Concentramos la
dosis en el tumor y se reduce la dosis en el resto de los tejidos. Por
ejemplo, en pediatría cada vez más estamos consiguiendo curar tumores y
con una larga esperanza de vida. Reducir las dosis fuera del tumor es
siempre útil para disminuir el riesgo de complicaciones, todavía más en
estos casos”.
En cuanto a las ventajas de esta terapia, Mazal asegura, en primer
término, que es “poder irradiar algo que es muy resistente, que está
cerca de un órgano crítico, o cuando se trata de no irradiar al resto”.
Añade que “la ventaja es que se puede aumentar la dosis, entonces
aumenta el control local, y se puede bajar la dosis en órganos críticos,
entonces aumenta la tolerancia y se reducen los efectos secundarios”.
Sin embargo, el especialista señala que este tratamiento no siempre
se recomienda para todos los tipos de cánceres, pues para tomar la
decisión de abordar los tumores mediante la terapia de protones, deben
conjugarse una serie de variables que hagan viable la operación, y que
efectivamente el resultado sea mejor que haber optado por la vía de los
fotones de la radiotereapia. “Hay casos que no se ve que el resultado
sea mucho mejor, entonces para qué hacer algo complejo, si quizás es
mejor tratarlo en forma simple. Hay casos en que habría que pensar dos
veces. No todo es mágico, pueden haber reacciones en la piel, hay
reacciones colaterales, hay riesgos”, advierte Mazal.
La terapia de protones posee registros de los primeros pacientes
aproximadamente en los años 60, y a partir de entonces ha habido un
desarrollo en el uso de esta técnica, en el tratamiento en tumores
oculares, en la base del cráneo, pulmón y próstata, entre otras
localizaciones para las que se efectúan protocolos clínicos.
Actualmente, existen sólo alrededor de 40 centros en el mundo que
realizan esta terapia, debido al alto costo de implementación. En países
como Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Bélgica,
Italia, ya se practica esta técnica, mientras que en Latinoamérica no
existen centros dedicados a esta materia. No obstante, existen diversos
análisis para evaluar la factibilidad de instalación en la región.
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