Un equipo liderado por el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha hallado la molécula responsable de la entrada del VIH a las células dendríticas, las cuales forman parte del sistema inmunitario y actúan como un caballo de Troya en la rápida propagación del virus por el organismo. El trabajo, publicado en la revista PLoS Biology, abre las puertas al futuro desarrollo de una nueva familia de fármacos contra el sida.
Los científicos han identificado unas moléculas en la superficie del VIH llamadas gangliósidos, constituidas esencialmente por un ácido siálico unido a un azúcar, o glúcido, que a su vez está anclado a un lípido. Este tipo de moléculas se hallan altamente concentradas en las membranas de las células nerviosas y, en menor cantidad, en las membranas del resto de células. El VIH las capta selectivamente durante su proceso de replicación dentro de una célula infectada.
Las investigadoras del CSIC Fina Casas y Gemma Fabriá, que trabajan en el Instituto de Química Avanzada de Cataluña (CSIC), han llevado a cabo los análisis para comprobar que en los extractos de las partículas virales están presentes estas moléculas.
“Lo que hemos comprobado es la hipótesis que barajábamos: que el virus es capturado por las células dendríticas gracias a los gangliósidos de su superficie”, explica Casas, una de las autoras del estudio, que ha contado además con la colaboración de la Universidad de Heidelberg, en Alemania.
“Los gangliósidos son la clave para la entrada del VIH en este tipo de células, es decir, que el mecanismo de entrada que emplea el virus no depende de las proteínas contenidas en él, sino principalmente de la presencia de los gangliósidos”, aclara Nuria Izquierdo, investigadora de IrsiCaixa, un instituto impulsado por la Obra Social “la Caixa” y la Generalitat de Cataluña.
Durante los experimentos, los investigadores alteraron la composición de gangliósidos en la superficie de virus artificiales y liposomas (vesículas esféricas formadas por los componentes de las membranas celulares). Al poner en contacto estas partículas con las células dendríticas, demostraron que únicamente podían entrar en las células aquellas vesículas con gangliósidos específicos en su superficie. Finalmente, comprobaron que eliminar los gangliósidos directamente del virus evita que las células dendríticas puedan atrapar el VIH-1, internalizarlo y facilitar la infección de sus dianas naturales, los linfocitos T CD4.
El nuevo hallazgo da pistas sobre cómo el VIH entra en las células dendríticas, escapa de la ruta habitual de degradación de patógenos y crea un escenario ideal para la infección de nuevas células y la progresión de la enfermedad.
El virus actúa aprovechándose de las células dendríticas para refugiarse en su interior sin llegar a infectarlas y poder así alcanzar a sus principales dianas, los linfocitos T CD4. Las células dendríticas actuarían como “caballos de Troya”, ya que concentran el virus en la zona de contacto con los linfocitos T CD4, favoreciendo su infección en lugar de iniciar una respuesta inmunitaria adecuada contra el VIH.
Agradezco a Fernando Menéndez por pasarme la noticia.
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