Los pares de bases que mantienen juntas dos cadenas de ARN, considerado
en algunos aspectos un predecesor del ADN, representan una de las más
importantes interacciones moleculares en las células vivas.
Muchos
científicos creen que estos pares de bases formaron parte de las
estructuras de la vida desde el principio, y que el ARN fue uno de los
primeros polímeros de la vida.
Pero hay un problema: las bases de
ARN no forman pares en el agua a menos que estén conectadas a una
"espina dorsal" de polímero, un rasgo que ha desconcertado durante
décadas a los científicos que estudian el origen de la vida. Si las
bases no forman pares antes de que sean parte de polímeros, ¿cómo
pudieron ser seleccionadas de entre las muchas moléculas en la "sopa
prebiótica" para permitir la formación de polímeros de ARN?
Unos
investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia (Georgia Tech) en la
ciudad de Atlanta, Estados Unidos, están explorando una teoría
alternativa para el origen del ARN: Piensan que las bases de ARN
pudieron evolucionar a partir de un par de moléculas distintas de las
bases que existen hoy.
Esta
teoría es cada vez más atractiva, dado que el equipo del profesor
Nicholas Hud del Georgia Tech ha conseguido, en un medio acuático, un
autoensamblaje eficiente y muy ordenado con pequeñas moléculas que son
similares en diversos aspectos a las bases del ARN.
Estas "bases
de proto-ARN" se ensamblan espontáneamente en conjuntos lineales del
tamaño de un gen, lo que sugiere que los genes pudieron iniciarse
gracias a ellas o a moléculas similares.
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