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lunes, 27 de octubre de 2014

TÉCNICA PARA DISTINGUIR ENTRE GRASA BUENA Y MALA


El cuerpo tiene diferentes tipos de tejido adiposo que realizan diversas tareas metabólicas: La grasa blanca, la grasa beige (beis) y la grasa marrón. Dependiendo del tipo de cada grasa, el metabolismo puede o no quemarla fácilmente para generar calor corporal. Por primera vez, unos investigadores han identificado con éxito proteínas de superficie específicas que pueden ayudar a distinguir entre los tres tipos. Este descubrimiento hace posible desarrollar nuevas opciones de tratamiento para la obesidad.
Los adipocitos blancos, marrones y beige, o células de grasa, son inherentemente distintos. Cada uno de estos tipos de células tiene funciones distintas y cada uno ejerce su propio papel en el metabolismo. En el cuerpo humano, el tejido adiposo blanco es de lejos el más extendido. Su función principal es el almacenamiento de energía. Por otro lado, los adipocitos marrones utilizan la energía disponible para generar calor pero solo se encuentran en unos pocos lugares en el cuerpo humano adulto. Los adipocitos beige, que representan un tipo especial de los adipocitos marrones, aparecen mezclados con estos en el tejido adiposo marrón humano, o se desarrollan dentro del tejido adiposo blanco, en particular bajo la influencia del frío, al menos en ratones.
Unos investigadores del Centro Helmholtz de Múnich en Alemania y la Escuela Médica de la Universidad Harvard en Estados Unidos han tenido ahora éxito en distinguir de manera muy precisa los diversos adipocitos con arreglo a sus proteínas de superficie. Esto ofrece la esperanza de un nuevo método para tratar a las personas que sufren de obesidad y diabetes.
Las tasas de obesidad crecen con rapidez y resultan también en tasas crecientes de diabetes de tipo 2 y otros trastornos propios del síndrome metabólico. Para mitigar las consecuencias nocivas de una ingestión y almacenamiento calórico excesivos, la medicina moderna está buscando nuevas formas de fomentar el gasto de energía para reducir el peso corporal. Debido a su función como central de energía térmica del cuerpo, el tejido adiposo marrón tiene la habilidad de “quemar” grandes cantidades de energía que de otro modo quedarían almacenadas en el tejido adiposo blanco en forma de grasa. Por esta razón, la activación del tejido adiposo marrón provocada mediante fármacos ofrece un método atractivo para tratar la obesidad y las enfermedades que derivan de ella, como la diabetes de tipo 2. La activación del tejido adiposo marrón es actualmente uno de los métodos más prometedores para combatir la obesidad, abriendo nuevas vías hacia una reducción del exceso de peso sin tener que disminuir la ingestión de calorías.
La cantidad de tejido adiposo marrón varía mucho de un individuo a otro, y hasta ahora no era posible determinar su proporción de manera fiable. Los métodos actuales se basan en medir la actividad del tejido, algo que depende mucho de las condiciones exteriores, tales como la temperatura, o la dieta. Las proteínas de superficie descubiertas por el equipo de Siegfried Ussar y C. Ronald Kahn ofrecen ahora una metodología que no depende de la actividad. Hacen además posible suministrar sustancias de forma selectiva al tejido adiposo marrón usando como señal delatadora del blanco a estas proteínas.



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