El cuerpo tiene diferentes tipos de tejido adiposo que realizan
diversas tareas metabólicas: La grasa blanca, la grasa beige (beis) y la
grasa marrón. Dependiendo del tipo de cada grasa, el metabolismo puede o
no quemarla fácilmente para generar calor corporal. Por primera vez,
unos investigadores han identificado con éxito proteínas de superficie
específicas que pueden ayudar a distinguir entre los tres tipos. Este
descubrimiento hace posible desarrollar nuevas opciones de tratamiento
para la obesidad.
Los adipocitos blancos, marrones y beige, o células de grasa, son
inherentemente distintos. Cada uno de estos tipos de células tiene
funciones distintas y cada uno ejerce su propio papel en el metabolismo.
En el cuerpo humano, el tejido adiposo blanco es de lejos el más
extendido. Su función principal es el almacenamiento de energía. Por
otro lado, los adipocitos marrones utilizan la energía disponible para
generar calor pero solo se encuentran en unos pocos lugares en el cuerpo
humano adulto. Los adipocitos beige, que representan un tipo especial
de los adipocitos marrones, aparecen mezclados con estos en el tejido
adiposo marrón humano, o se desarrollan dentro del tejido adiposo
blanco, en particular bajo la influencia del frío, al menos en ratones.
Unos investigadores del Centro Helmholtz de Múnich en Alemania y la
Escuela Médica de la Universidad Harvard en Estados Unidos han tenido
ahora éxito en distinguir de manera muy precisa los diversos adipocitos
con arreglo a sus proteínas de superficie. Esto ofrece la esperanza de
un nuevo método para tratar a las personas que sufren de obesidad y
diabetes.
Las tasas de obesidad crecen con rapidez y resultan también en tasas
crecientes de diabetes de tipo 2 y otros trastornos propios del síndrome
metabólico. Para mitigar las consecuencias nocivas de una ingestión y
almacenamiento calórico excesivos, la medicina moderna está buscando
nuevas formas de fomentar el gasto de energía para reducir el peso
corporal. Debido a su función como central de energía térmica del
cuerpo, el tejido adiposo marrón tiene la habilidad de “quemar” grandes
cantidades de energía que de otro modo quedarían almacenadas en el
tejido adiposo blanco en forma de grasa. Por esta razón, la activación
del tejido adiposo marrón provocada mediante fármacos ofrece un método
atractivo para tratar la obesidad y las enfermedades que derivan de
ella, como la diabetes de tipo 2. La activación del tejido adiposo
marrón es actualmente uno de los métodos más prometedores para combatir
la obesidad, abriendo nuevas vías hacia una reducción del exceso de peso
sin tener que disminuir la ingestión de calorías.
La cantidad de tejido adiposo marrón varía mucho de un individuo a
otro, y hasta ahora no era posible determinar su proporción de manera
fiable. Los métodos actuales se basan en medir la actividad del tejido,
algo que depende mucho de las condiciones exteriores, tales como la
temperatura, o la dieta. Las proteínas de superficie descubiertas por el
equipo de Siegfried Ussar y C. Ronald Kahn ofrecen ahora una
metodología que no depende de la actividad. Hacen además posible
suministrar sustancias de forma selectiva al tejido adiposo marrón
usando como señal delatadora del blanco a estas proteínas.
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