Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis
(EE.UU.) han desarrollado una vacuna que es segura en pacientes con cáncer de mama
metastásico, según indican los resultados de un ensayo clínico. La
evidencia preliminar también sugiere que la vacuna prepara el sistema inmunológico de los pacientes para atacar las células tumorales y ayuda a frenar la progresión del cáncer.
La nueva vacuna, cuya eficiencia se detalla en un artículo
en «Clinical Cancer Research», hace que el sistema inmunológico del
cuerpo se dirija a una proteína llamada mamaglobina-A, que se encuentra
casi exclusivamente en el tejido mamario. El papel de la proteína en el
tejido sano no está claro, pero los tumores de mama expresan niveles
anormalmente altos, según investigaciones anteriores. «Poder dirigirnos a
la mamaglobina es emocionante porque se expresa ampliamente en hasta el
80% de los cánceres de mama, pero no en niveles significativos en otros
tejidos», dice el autor principal de este trabajo William E.
Gillanders. «En teoría, esto significa que podríamos tratar a un gran número de pacientes con cáncer de mama con potencialmente menos efectos secundarios», señala.
«También es emocionante ver el progreso de este trabajo de
identificar la importancia de mamaglobina-A para diseñar un agente
terapéutico, fabricarlo y dárselo a los pacientes, todo ello por los
investigadores de la Universidad de Washington», agrega.
La vacuna prepara un tipo de glóbulo blanco, parte del
sistema inmune adaptativo del cuerpo, para buscar y destruir las células
con la proteína mamaglobina-A. En la pequeña proporción de pacientes
con cáncer de mama cuyos tumores no producen mamaglobina-A, esta vacuna
no sería eficaz.
En el ensayo de fase 1 diseñado principalmente para evular
la seguridad de la vacuna, se vacunó a 14 pacientes con cáncer de mama
metastásico que expresan mamaglobina-A. Según los autores, los pacientes experimentaron pocos efectos secundarios, con ocho eventos clasificados como leves o moderados,
como erupción cutánea, dolor en el sitio de la vacuna y síntomas
gripales leves, pero sin efectos secundarios graves o potencialmente
mortales.
Además, la evidencia preliminar indica que la vacuna redujo
la progresión del cáncer, incluso en pacientes que tienden a poseer un
sistema inmunológico menos potente debido a su enfermedad avanzada y la
exposición a la quimioterapia.
«A pesar de los sistemas inmunes debilitados en estos
pacientes, observamos una respuesta biológica a la vacuna durante el
análisis de las células inmunes en sus muestras de sangre», señala
Gillanders, que trata a pacientes en el Centro de Cáncer Siteman en el Hospital Judío Barnes y
la Universidad de Washington (EE.UU.). «Eso es muy alentador. También
vimos evidencia preliminar de un mejor resultado, con un modesto
incremento de la supervivencia libre de progresión durante más tiempo»,
añade.
De los 14 pacientes que recibieron la vacuna, aproximadamente la mitad no mostró progresión del cáncer un año después,
frente a aproximadamente una quinta parte de un grupo de control
similar de 12 pacientes no vacunados que no mostró progresión del cáncer
durante el año de seguimiento. A pesar del pequeño tamaño de la
muestra, esta diferencia es estadísticamente significativa.
Según los resultados de este estudio, Gillanders y sus
colegas están planeando un ensayo clínico más grande para probar la
vacuna en pacientes con cáncer de mama recién diagnosticados, que, en
teoría, debería tener un sistema inmunológico más robusto que los
pacientes que ya han sido sometidos a una intensiva terapia contra el
cáncer.
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