Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en
el mundo. En Europa, uno de cada dos fallecimientos se produce por
estas dolencias. Y sólo en España, cada año alrededor de 50.000 personas
son diagnosticadas de un infarto de miocardio. Los supervivientes de
este episodio requieren de una medicación crónica para
reducir el riesgo de sufrir un segundo infarto. Pero la realidad muestra
que los pacientes suelen abandonar el tratamiento.
Por ello, y con la idea clara de mejorar la adherencia a las terapias y la prevención secundaria de eventos cardiovasculares, el cardiólogo Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigación Cardiovascular (CNIC), puso en marcha un proyecto que empezó en el año 2007, en colaboración con los laboratorios Ferrer. La iniciativa surgió cuando Fuster, alma máter del proyecto, viajó a Rusia en el año 2002 y observó que en ese país el seguimiento de los tratamientos era muy bajo, fundamentalmente por dos factores: el precio de los fármacos y la comodidad para seguir el tratamiento. Por ello, se pensó en una fórmula que ya había dado sus frutos anteriormente, como en el caso de la pandemia del VIH.
De ahí, se empezó a trabajar en un proyecto que daría como resultado una polipíldora, comercializada con el nombre de Trinomia, que incluye en una sola pastilla los tres principios activos que deben estar presentes en el tratamiento de los pacientes que han tenido un infarto: ácido acetilsalicílico (aspirina), atorvastina y ramipril. Su precio es más barato que la compra de las tres pastillas por separado. En España, este nuevo tratamiento cuesta 10 euros mensuales.
"El fármaco va a tener sin duda, un gran impacto en la prevención secundaria de eventos cardiovasculares", afirmó Valentín Fuster ayer en su presentación. Trinomia ya está disponible en España y en 15 países de la Unión Europea, y la compañía farmacéutica espera que en cuatro años esté disponible en 90 países.
Tres son por tanto la ventajas de este nuevo fármaco: mejorar la adherencia, su económico precio y su eficacia. Diferentes estudios muestran cómo, en general, y no sólo en enfermedades cardiovasculares, los pacientes suelen abandonar sus tratamientos antes de tiempo: "El 60% de los pacientes dejan de tomar la medicación al cabo de seis meses". Con respecto a los pacientes de infarto de miocardio, los estudios señalan que el 55% de ellos no están tomando la medicación adecuada. "La tasa de abandono es bastante alta", afirmó Fuster. Sin embargo, con la polipíldora esto cambia radicalmente. De hecho, una de las investigaciones que muestran que la polipíldora mejora la adherencia al tratamiento es el estudio FOCUS, cuyos resultados han sido publicados en el Journal of American College of Cardiology (JACC). Según sus conclusiones, "el porcentaje de pacientes adherentes a la medicación es significativamente mayor (un incremento relativo de un 22%) si tomaban la polipíldora frente a los componente por separado". "Es más fácil tomar una sola pastilla que tomar tres", añadió Fuster.
La segunda ventaja radica en su bajo coste. El precio es mucho menor que tomarse por separado las tres pastillas y, aunque éste difiere según países, el coste del tratamiento en España ronda los 10 euros mensuales. Y por último, la tercera ventaja es su eficacia en la prevención secundaria. Según un estudio elaborado en los EEUU en el año 2012, señaló Fuster, la posibilidad de un segundo infarto en un período de cinco años es del 30%. Con la polipíldora podrían evitarse hasta dos tercios de esta cifra. Pero para cuantificar la disminución de eventos y su consecuencia en la mortalidad, se ha diseñado el estudio SECURE, financiado por la UE y coordinado por el doctor Fuster. Esta investigación comenzará en octubre a evaluar 3.200 pacientes de siete países europeos, incluido España, con una edad superior a 65 años. Todos ellos serán distribuidos aleatoriamente: un grupo seguirá el tratamiento estándar (tres fármacos por separado) y otro, con Trinomia.
Por ello, y con la idea clara de mejorar la adherencia a las terapias y la prevención secundaria de eventos cardiovasculares, el cardiólogo Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigación Cardiovascular (CNIC), puso en marcha un proyecto que empezó en el año 2007, en colaboración con los laboratorios Ferrer. La iniciativa surgió cuando Fuster, alma máter del proyecto, viajó a Rusia en el año 2002 y observó que en ese país el seguimiento de los tratamientos era muy bajo, fundamentalmente por dos factores: el precio de los fármacos y la comodidad para seguir el tratamiento. Por ello, se pensó en una fórmula que ya había dado sus frutos anteriormente, como en el caso de la pandemia del VIH.
De ahí, se empezó a trabajar en un proyecto que daría como resultado una polipíldora, comercializada con el nombre de Trinomia, que incluye en una sola pastilla los tres principios activos que deben estar presentes en el tratamiento de los pacientes que han tenido un infarto: ácido acetilsalicílico (aspirina), atorvastina y ramipril. Su precio es más barato que la compra de las tres pastillas por separado. En España, este nuevo tratamiento cuesta 10 euros mensuales.
"El fármaco va a tener sin duda, un gran impacto en la prevención secundaria de eventos cardiovasculares", afirmó Valentín Fuster ayer en su presentación. Trinomia ya está disponible en España y en 15 países de la Unión Europea, y la compañía farmacéutica espera que en cuatro años esté disponible en 90 países.
Tres son por tanto la ventajas de este nuevo fármaco: mejorar la adherencia, su económico precio y su eficacia. Diferentes estudios muestran cómo, en general, y no sólo en enfermedades cardiovasculares, los pacientes suelen abandonar sus tratamientos antes de tiempo: "El 60% de los pacientes dejan de tomar la medicación al cabo de seis meses". Con respecto a los pacientes de infarto de miocardio, los estudios señalan que el 55% de ellos no están tomando la medicación adecuada. "La tasa de abandono es bastante alta", afirmó Fuster. Sin embargo, con la polipíldora esto cambia radicalmente. De hecho, una de las investigaciones que muestran que la polipíldora mejora la adherencia al tratamiento es el estudio FOCUS, cuyos resultados han sido publicados en el Journal of American College of Cardiology (JACC). Según sus conclusiones, "el porcentaje de pacientes adherentes a la medicación es significativamente mayor (un incremento relativo de un 22%) si tomaban la polipíldora frente a los componente por separado". "Es más fácil tomar una sola pastilla que tomar tres", añadió Fuster.
La segunda ventaja radica en su bajo coste. El precio es mucho menor que tomarse por separado las tres pastillas y, aunque éste difiere según países, el coste del tratamiento en España ronda los 10 euros mensuales. Y por último, la tercera ventaja es su eficacia en la prevención secundaria. Según un estudio elaborado en los EEUU en el año 2012, señaló Fuster, la posibilidad de un segundo infarto en un período de cinco años es del 30%. Con la polipíldora podrían evitarse hasta dos tercios de esta cifra. Pero para cuantificar la disminución de eventos y su consecuencia en la mortalidad, se ha diseñado el estudio SECURE, financiado por la UE y coordinado por el doctor Fuster. Esta investigación comenzará en octubre a evaluar 3.200 pacientes de siete países europeos, incluido España, con una edad superior a 65 años. Todos ellos serán distribuidos aleatoriamente: un grupo seguirá el tratamiento estándar (tres fármacos por separado) y otro, con Trinomia.
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