Una de las hipotéticas causas de la enfermedad de Alzheimer es la
acumulación excesiva de la proteína beta amiloide en diferentes áreas
del cerebro. Esto acarrea la formación de placas proteicas que son
tóxicas para las neuronas. Una de las formas más prometedoras de luchar
contra estas placas es etiquetar esas proteínas beta amiloides con
anticuerpos que promuevan que el propio sistema inmunitario del paciente
las ataque para eliminarlas. Para ser más efectivo, este tratamiento
tiene que aplicarse lo antes posible, antes de los primeros síntomas de
declive cognitivo. Pero, administrado del modo convencional, esto
requiere repetidas inyecciones, lo que puede ocasionar efectos
secundarios severos.
Unos científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL),
en Suiza, han resuelto ahora el problema con un implante que puede
suministrar un flujo continuo y seguro de anticuerpos al cerebro del
paciente para eliminar las proteínas beta amiloides.
El laboratorio de Patrick Aebischer en la EPFL ha desarrollado una
cápsula bioactiva que contiene células que han sido modificadas
genéticamente para producir anticuerpos contra las beta amiloides. La
cápsula es implantada en el tejido bajo la piel, y con el paso del
tiempo las células producen y liberan un flujo continuado de anticuerpos
en el torrente sanguíneo, desde donde penetrarán en el cerebro para
atacar a las placas.
La cápsula en sí misma está hecha de dos membranas permeables
selladas juntas con un marco de polipropileno. El dispositivo completo
tiene 27 mm de largo, 12 mm de ancho y 1,2 mm de grosor, y contiene un
hidrogel que facilita el crecimiento celular. Todos los materiales
usados son biocompatibles, y el laboratorio usó específicamente un
método que es fácil de reproducir en una fabricación a gran escala.
Las células dentro de la cápsula no solo deben poder producir
anticuerpos, sino que también tienen que ser compatibles con el
paciente, de manera que no activen contra ellas al sistema inmunitario,
como sí suele hacer por desgracia un trasplante tradicional. Aquí es
donde entran en juego las membranas de la cápsula, evitando que las
células sean identificadas y atacadas por el sistema inmunitario. Esta
protección también permite que las células de un único donante puedan
ser utilizadas en múltiples pacientes.
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