La ciencia lleva tiempo intentando dar con la llave que abre la
puerta al envejecimiento. Conocer cuál es el motor que da pie a las
primeras arrugas y vuelve grises las sienes ayudaría a combatir
distintos trastornos asociados a la edad. Sin embargo, por el momento
esa mecha que enciende la decadencia del organismo sigue permaneciendo
en la sombra.
Una investigación publicada esta semana en la revista 'Nature' podría dar una pista interesante para avanzar en su búsqueda. Según sus datos, el papel del hipotálamo podría ser clave.
Esta región del cerebro, cuya función es clave en la regulación de la temperatura, el sueño o el hambre, sería también el lugar donde se activan los procesos que intervienen en el envejecimiento.
En estudios en ratones, científicos del Albert Einstein College Of
Medicine de Nueva York (EEUU) han demostrado que el hipotálamo funciona
en este caso como si de un despertador programado se tratara. Llegado el
momento, activa toda una cadena que implica procesos inflamatorios y hormonales que, en última instancia, ponen en marcha el envejecimiento.
En concreto, los investigadores han comprobado que con el paso del
tiempo, se incrementa la actividad de la molécula NF-kB en el cerebro y,
muy especialmente, en el hipotálamo. Esta molécula está implicada en
procesos de 'defensa' e inflamación y su papel en el control de la
expresión del ADN durante el envejecimiento ya ha sido demostrado.
La activación de NF-kB provoca, a su vez, diversas alteraciones a
nivel hormonal que, conducen, entre otros caminos, a la reducción de los
niveles de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), que se sintetiza y libera en las neuronas del hipotálamo.
Esta reducción de su 'presencia' es la que, según los investigadores,
contribuye a que aparezcan los primeros signos del envejecimiento. Así,
aseguran, la disminución de GnRH influye directamente en factores como la pérdida de memoria, la atrofia de la piel o el declive de la fortaleza muscular, señalan.
De hecho, para comprobar la veracidad de esta hipótesis, los
investigadore administraron esta hormona a ratones cuyo proceso de
envejecimiento había comenzado, lo que les llevó a ratificar que esto
conseguía ralentizar el proceso.
"No es descabellado pensar que el hipotálamo actúe como un cronómetro en el caso del envejecimiento ya que su papel es fundamental en marcar otros ciclos, como los de la vigilia y el sueño", señala Ángel Berbel, coordinador del grupo de estudio de Neurogeriatría de la Sociedad Española de Neurología.
Con todo, el especialista recuerda que aún es pronto para sacar
conclusiones definitivas en este sentido. "Hay muchas otras líneas de
investigación en este sentido. Además de la inflamación, también se está
estudiando si los primeros signos del envejecimiento se deben a la hiperoxidación o a determinados cambios en el ADN que el organismo no es capaz de reparar", señala.
"Los estudios en animales son un paso importante en la investigación,
pero hay que esperar a que sus conclusiones se reafirmen en otros
trabajos", concluye.
Fuente: El Mundo
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