El cáncer gana terreno
en el organismo cuando las células anormales se multiplican rápida y
descontroladamente, a tal grado que pueden propagarse a otros órganos
debido a la falta de comunicación. Esto resulta importante porque el
buen funcionamiento del cuerpo depende de la correcta interacción e
intercambio de información celular, un proceso que podría ser
determinante para combatir cualquier tipo de neoplasia.
Esta hipótesis fue puesta a prueba por científicos del Centro de
Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), quienes pudieron
constatarlo estadísticamente tras cuatro años de estudios con contactos
celulares.
Lo anterior ocurrió al encontrar que la hormona ouabaína tiene
propiedades anticancerígenas, porque es una sustancia capaz de estimular
y modificar el intercambio de iones y moléculas que llevan mensajes
entre un grupo de las células cancerosas.
El doctor Marcelino Cereijido Mattioli, líder del equipo de
investigación, explicó en entrevista que esa hormona es secretada por el
hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales. Al parecer,
señaló, desempeña un papel clave para unir neuronas o células para que
entre ellas puedan enviarse señales químicas y comunicarse intensamente
con otras cercanas.
Para comprobarlo, los especialistas realizaron pruebas de laboratorio
con células HeLa, uno de los medios más socorridos para proyectos
experimentales de cáncer porque son reproducidas in vitro y están
disponibles comercialmente.
Los primeros resultados revelaron que la comunicación entre células
ocurre cuando éstas son expuestas a pequeñas concentraciones de la
hormona, que van de 10 a la menos nueve nano molares. Los efectos son
notables en las muestras estudiadas e incluso en aquellas que fueron
trabajadas en condiciones basales (reposo).
El también integrante del Seminario permanente las ciencias y las
tecnologías en México en el siglo XXI dijo que llegaron a la misma
conclusión luego de realizar estudios análogos con células tumorales
provenientes de glándulas mamarias
Hace 20 años, recordó, las conexiones celulares eran consideradas
sólo un recurso o estructura para mantener unidas a las células, como si
fueran los clavos de un armazón o mueble.
“Pero con la biología molecular se encontró en ellas la riqueza de
distintos tipos de proteínas muy característico de las uniones o
contactos intercelulares, por lo que fueron revaloradas y consideradas
mucho más que un contacto para armazón”, expuso el experto adscrito al
Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav.
Agregó que los avances científicos han permito establecer diversas
conjeturas y conocer que el origen del cáncer podría ser consecuencia de
la falta de comunicación entre las células, que influyen en la
actividad del organismo.
Estas primeras conclusiones, dijo, enfatizan las propiedades de la
ouabaína y podrían ayudar en el tratamiento del cáncer de mama, una
enfermedad que provoca 14 mil nuevos casos anuales en México.
Cereijido Mattioli apuntó que el siguiente paso es llevar la
investigación a algún modelo de animal y mostrar los avances a un grupo
de expertos cancerólogos, ya que los resultados han sido muy alentadores
en esta etapa.
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