Investigadores de la Universidad de Salamanca, en España, están
diseñando un dispositivo que servirá para diagnosticar alzhéimer de
forma precoz a través del análisis de la voz de las personas mayores.
Diferencias en la prosodia (pronunciación) y la acústica casi imperceptibles al oído
humano permiten distinguir a las personas con principios de demencia
mediante un programa de ordenador. Tras reconocer estos parámetros y
elaborar una ecuación que permita identificar el problema, los
científicos quieren construir un dispositivo eficaz y sencillo que
alerte ante los primeros indicios de alzhéimer.
Hasta ahora, “no hay una prueba directa que permita reconocer de manera fehaciente la presencia de la enfermedad”, afirma en declaraciones a DiCYT Juan José García Meilán, profesor de la Facultad de Psicología y responsable del proyecto. La mejor herramienta son las resonancias magnéticas, pero tienen un coste altísimo y no ofrecen un diagnóstico precoz fiable, ya que reconocen cierto deterioro cognitivo que en algunos casos podría no ser neurodegenerativo, sino estar asociado a la edad.
Por eso, el reto de muchos investigadores es encontrar métodos fiables, baratos y que no resulten molestos para las personas mayores. Existen algunos test con ese propósito, pero que solo detectan síntomas de deterioro avanzado, como el olvido de nombres comunes o de la propia fecha de nacimiento.
Sin embargo, en la voz pueden alterarse mucho antes ciertos parámetros acústicos y prosódicos. Se trata de factores “no audibles”, aclara la investigadora Olga Ivanova, “que se tienen que estudiar con un programa de análisis acústico que muestra las características vocálicas de una emisión sonora”. Esta herramienta transforma la voz humana en gráficos que permiten distinguir a los mayores con principios de demencia.
A grandes rasgos, “las personas con alzhéimer tienden a tener voces más agudas, con más armónicos y pierden el ruido vocálico característico de las personas mayores”, apuntan los investigadores, que junto al grupo de Francisco Martínez, en la Universidad de Murcia, han sido pioneros en el mundo a la hora de relacionar las características de la voz con las demencias, tras fijarse en otros científicos que estaban haciendo lo mismo en párkinson.
Tras identificar una serie de parámetros clave, han desarrollado una ecuación discriminante que puede identificar a las personas con principios de alzhéimer, probablemente, con una anticipación de dos o tres años con respecto a otros métodos, un tiempo que puede ser decisivo para enfrentarse a la enfermedad.
El reto en el que están embarcados ahora los investigadores es llegar a construir un dispositivo que integre todos los pasos, con una grabadora especializada, un programa de análisis de voz y otro que aplique la ecuación para ofrecer el resultado final. Sería “un aparato que haga de forma automática todo lo que nosotros realizamos en el laboratorio”, de manera que cualquier profesional sanitario o persona encargada del cuidado de personas mayores pudiera utilizarlo, ya que los resultados serían “fácilmente interpretables”.
Conseguirlo está un poco más cerca gracias a que este proyecto ha sido galardonado con el primer premio de la categoría Idea Empresarial en el Concurso Iniciativa Campus Emprendedor, de la Fundación Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León (FUESCYL), pero aún quedan detalles por pulir a pesar de que la idea ya acumula seis años de trabajo.
Con el apoyo de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Salamanca y del Centro de Referencia Estatal (CRE) de Atención a Personas con Alzheimer y Otras Demencias, con sede en la ciudad, además de algunas residencias, los investigadores han evaluado ya a unas 450 personas desde que iniciaron esta línea de investigación.
Hasta ahora, el método por el que analizaban la voz era la lectura del primer párrafo de El Quijote, pero en la actualidad, tratan de buscar frases que sean más adecuadas. “No queremos que sea una prueba de lectura, sino de lenguaje espontáneo” sin dejar de ser lo más simple que sea posible.
Por eso, este proyecto aglutina disciplinas tan variadas como la lingüística, la neuropsicología, la fisiología, estadística o la física, y cuenta con el apoyo de una empresa que se está encargando de la construcción del dispositivo final.
Además, los científicos comienzan a pensar ya en la potencialidad que tiene la voz de cara al diagnóstico de otras patologías. “Lo hemos aplicado en esquizofrenia y en cuestiones emocionales”, apunta García Meilán, “incluso estamos pensando en sus posibilidades de cara al reconocimiento de la mentira en juicios”.
Hasta ahora, “no hay una prueba directa que permita reconocer de manera fehaciente la presencia de la enfermedad”, afirma en declaraciones a DiCYT Juan José García Meilán, profesor de la Facultad de Psicología y responsable del proyecto. La mejor herramienta son las resonancias magnéticas, pero tienen un coste altísimo y no ofrecen un diagnóstico precoz fiable, ya que reconocen cierto deterioro cognitivo que en algunos casos podría no ser neurodegenerativo, sino estar asociado a la edad.
Por eso, el reto de muchos investigadores es encontrar métodos fiables, baratos y que no resulten molestos para las personas mayores. Existen algunos test con ese propósito, pero que solo detectan síntomas de deterioro avanzado, como el olvido de nombres comunes o de la propia fecha de nacimiento.
Sin embargo, en la voz pueden alterarse mucho antes ciertos parámetros acústicos y prosódicos. Se trata de factores “no audibles”, aclara la investigadora Olga Ivanova, “que se tienen que estudiar con un programa de análisis acústico que muestra las características vocálicas de una emisión sonora”. Esta herramienta transforma la voz humana en gráficos que permiten distinguir a los mayores con principios de demencia.
A grandes rasgos, “las personas con alzhéimer tienden a tener voces más agudas, con más armónicos y pierden el ruido vocálico característico de las personas mayores”, apuntan los investigadores, que junto al grupo de Francisco Martínez, en la Universidad de Murcia, han sido pioneros en el mundo a la hora de relacionar las características de la voz con las demencias, tras fijarse en otros científicos que estaban haciendo lo mismo en párkinson.
Tras identificar una serie de parámetros clave, han desarrollado una ecuación discriminante que puede identificar a las personas con principios de alzhéimer, probablemente, con una anticipación de dos o tres años con respecto a otros métodos, un tiempo que puede ser decisivo para enfrentarse a la enfermedad.
El reto en el que están embarcados ahora los investigadores es llegar a construir un dispositivo que integre todos los pasos, con una grabadora especializada, un programa de análisis de voz y otro que aplique la ecuación para ofrecer el resultado final. Sería “un aparato que haga de forma automática todo lo que nosotros realizamos en el laboratorio”, de manera que cualquier profesional sanitario o persona encargada del cuidado de personas mayores pudiera utilizarlo, ya que los resultados serían “fácilmente interpretables”.
Conseguirlo está un poco más cerca gracias a que este proyecto ha sido galardonado con el primer premio de la categoría Idea Empresarial en el Concurso Iniciativa Campus Emprendedor, de la Fundación Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León (FUESCYL), pero aún quedan detalles por pulir a pesar de que la idea ya acumula seis años de trabajo.
Con el apoyo de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Salamanca y del Centro de Referencia Estatal (CRE) de Atención a Personas con Alzheimer y Otras Demencias, con sede en la ciudad, además de algunas residencias, los investigadores han evaluado ya a unas 450 personas desde que iniciaron esta línea de investigación.
Hasta ahora, el método por el que analizaban la voz era la lectura del primer párrafo de El Quijote, pero en la actualidad, tratan de buscar frases que sean más adecuadas. “No queremos que sea una prueba de lectura, sino de lenguaje espontáneo” sin dejar de ser lo más simple que sea posible.
Por eso, este proyecto aglutina disciplinas tan variadas como la lingüística, la neuropsicología, la fisiología, estadística o la física, y cuenta con el apoyo de una empresa que se está encargando de la construcción del dispositivo final.
Además, los científicos comienzan a pensar ya en la potencialidad que tiene la voz de cara al diagnóstico de otras patologías. “Lo hemos aplicado en esquizofrenia y en cuestiones emocionales”, apunta García Meilán, “incluso estamos pensando en sus posibilidades de cara al reconocimiento de la mentira en juicios”.
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