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jueves, 15 de diciembre de 2011

EL CALOR ACORTA EL EMBARAZO

Un nuevo estudio, liderado por investigadores del Centro de Investigación Epidemiológica y Ambiental de Barcelona (CREAL), sostiene que las temperaturas altas provocan una disminución en la duración de la gestación. Un episodio de calor inusual el día antes del parto se asocia con una reducción de un día de duración promedio de embarazo.
Dadvand y su equipo evaluaron el impacto a corto plazo de la exposición materna a temperaturas extremas ambientales durante el embarazo en una muestra de 7.585 nacimientos que se produjeron durante el período 2001-2005 en Barcelona. Además, usaron datos nacionales sobre el calor y la temperatura diaria para el período de 1983-2006.

Los autores aplicaron tres indicadores de las condiciones de calor extremo basados en la exposición a un calor inusual y un alto índice de humedad, y cuantificaron el cambio en la duración del embarazo después de la exposición materna a las condiciones extremas de calor.
Los resultados, publicados en la revista Environmental Health Perspectives, revelan que la exposición materna a un calor extremo puede tener un efecto inmediato sobre la duración del embarazo –hay poca evidencia de una asociación más allá de la fecha de parto y el día anterior–, y que estas temperaturas extremas se asocian con una reducción de la edad media gestacional de los niños.
Aunque según Dadvand se necesitan más estudios para confirmar estos resultados en diferentes contextos, un episodio de calor inusual el día antes del parto se asocia con una reducción de un día de duración promedio de embarazo. Estos datos podrían lograr una disminución de cinco días para valores más extremos.
Con las previsiones del clima, y teniendo en cuenta que una reducción de hasta una semana en la duración del embarazo se ha relacionado con resultados adversos para la salud de los recién nacidos, los autores sostienen que los estudios futuros deben considerar estos factores para informar de las intervenciones de salud pública adecuadas al respecto.
El embarazo tiende a hacer que las mujeres sean más vulnerables al estrés por calor. Estudios previos relacionaron ya estas condiciones extremas con la inducción de las contracciones uterinas, un aumento de la secreción de las hormonas relacionadas con el parto (oxitocina y prostaglandinas) y un aumento de los niveles de la proteína de choque térmico 70 relacionado con el parto prematuro.
El estrés por calor es una función de la interacción de la producción interna de calor, la capacidad de la pérdida de calor al medio ambiente y la carga de calor ambiental. Durante el embarazo, aumenta la deposición de grasa y la producción interna de calor debido al crecimiento fetal y el metabolismo.

Los expertos concluyen que estos factores limitan la capacidad de las mujeres embarazadas para reducir el estrés por calor y las hacen más propensas a este.

Fuente: NYCT

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