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lunes, 14 de marzo de 2011

REGENERAN POR PRIMERA VEZ UNA URETRA A PARTIR DE CÉLULAS DE LA VEJIGA

Un grupo de científicos ha logrado regenerar por primera vez la uretra a partir de células de la vejiga y del conducto urinario del propio paciente. El objetivo es conseguir tratar con éxito a aquellas personas que padecen alteraciones en la uretra, bien por cuestiones genéticas o por traumatismos que les provocan serias dificultades al miccionar y repetidos episodios de infección.
Actualmente, los defectos de este órgano, a través del cual se expulsa la orina de la vegija, se abordan en el quirófano, con cirugía reparadora, utilizando injertos de piel o de la mucosa oral del propio paciente como 'parche' para reemplazar el tejido dañado. "Los resultados no suelen ser demasiado satisfactorios, probablemente porque el material no es de origen urinario", explica Jorge Rodríguez Alarcón, médico del servicio de Urología Pediátrica del Hospital Universitario Niño Jesús. Según los autores de la investigación, publicada en la revista 'The Lancet', la técnica no funciona en más del 50% de los casos.

Para cambiar el pronóstico, el equipo de Anthony Atala, principal autor de este trabajo, del Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad Wake Forest (Winston-Salem, Estados Unidos), propone el uso de células procedentes de la vejiga y de la uretra del propio paciente, método que ha aplicado con éxito en cinco niños, entre los 10 y 14 años. Todos tenían daños en la uretra posterior (el segmento que va desde el pene a la próstata), considerada la más difícil de reconstruir. Presentaban una especie de estrechamiento en parte del conducto. Dos de ellos habían pasado ya por tratamiento quirúrgico, pero sin resultados notables.
En primer lugar, los expertos realizaron una biopsia para extraer muestras celulares. Después, en el laboratorio, expandieron este material a través de una estructura tridimensional con forma de tubo uretral. Una vez extirpada la zona dañada, introdujeron este injerto tubularizado que, a diferencia de los habituales, incluye células musculares. Y aquí está la clave del éxito, porque, ya en el interior del cuerpo, las células comienzan a expandirse y se forman nuevos tejidos. "Al incorporar capa muscular y tratarse de material de origen urinario, el tubo es muy fisiológico en su diseño y en su funcionamiento. El implante más completo hasta la fecha", opina el doctor Rodríguez. El hecho de que tenga forma de tubo y no sea un parche también ayuda. "Desde el punto de vista de la dinámica de fluidos, el primero es mejor", añade.
A los tres meses de la intervención (que se produjo entre 2004 y 2007), los injertos tenían una apariencia normal y seis años después, el injerto había recuperado completamente su función y apariencia, como una uretra natural.
Como asegura Anthony Atala, director del Instituto de Medicina Regenerativa de Estados Unidos, "es un ejemplo de cómo los métodos de regeneración de tejidos pueden aplicarse a múltiples órganos". El equipo de Atala utilizó un sistema similar para producir vejigas que fueron implantadas en nueve niños en 1998, convirtiéndose en el primero del mundo que implantaba órganos producidos en el laboratorio en humanos.

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