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miércoles, 29 de mayo de 2013

LA TARÁNTULA UTILZA LA LUZ POLARIZADA PARA SITUARSE

Estudios experimentales de la Universidad Autónoma de Madrid (España) han contribuido a determinar el papel que juegan los ocho ojos de la tarántula cuando necesita orientarse para regresar a su nido. Sus resultados evidencian que utiliza la luz polarizada del cielo para resolver el problema de la determinación de su posición en relación con el nido y que captan esta luz solo por uno de los cuatro pares de ojos, los medianos anteriores.
“Estudios análogos de comportamiento guiado visualmente en la vuelta al nido se habían realizado hasta ahora sobre todo en insectos sociales como la abeja de la miel y hormigas del desierto, pero existen pocos análisis realizados en arañas”, explica Joaquin Ortega Escobar, investigador de la UAM especializado en los mecanismos de orientación de la tarántula.
La araña Lycosa tarantula posee cuatro pares de ojos: ojos medianos anteriores (OMA), ojos medianos posteriores (OMP), ojos laterales anteriores (OLA) y ojos laterales posteriores (OLP). ¿En el proceso de vuelta a casa, cuáles de los cuatro pares de ojos le sirven a la tarántula para determinar su posición en relación al nido y la distancia que ha recorrido?
Los estudios han evidenciado que, bajo condiciones naturales, la tarántula utiliza la luz polarizada del cielo para resolver el problema de la determinación de su posición respecto al nido. También han aclarado que el patrón de luz polarizada celeste es captado solo por uno de los cuatro pares de ojos con los que cuenta el artrópodo: los ojos medianos anteriores (OMA), que disponen de fotorreceptores adecuados para dicha percepción y su campo visual está dirigido hacia el cenit.
Según añade Ortega Escobar, “en el laboratorio ya habíamos logrado también determinar que era necesaria información lumínica para que el animal pudiera realizar el giro necesario para volver a su nido, y que esa información era captada únicamente por un par de ojos, los ojos laterales anteriores (OLA)”.
 En un estudio más reciente, publicado en el Journal of Experimental Biology, el investigador constató un avance. En concreto, logró determinar cuál de los cuatro pares de ojos está implicado en la detección de los cambios visuales del sustrato sobre el que se desplaza el animal cuando vuelve a su nido.
Para determinar lo anterior, los animales fue entrenados a salir de su nido caminando sobre un sustrato consistente en una rejilla de bandas alternantes negras y blancas de una anchura de 3 milímetros, cuya orientación era perpendicular al sentido de desplazamiento de los animales.
Durante el experimento, la rejilla se giraba 90º de tal manera que su orientación quedara paralela a la dirección teórica de vuelta al nido. En los desplazamientos de entrenamiento, la dirección media hacia la que caminaban los animales no era estadísticamente diferente de la del nido. En los desplazamientos del test, la dirección media era estadísticamente diferente de la del nido.
El estudio planteó también la cuestión de a través de qué par de ojos se percibía el cambio de orientación del substrato. Para ello, se realizó el mismo experimento pero con un grupo de animales en el que los únicos ojos destapados eran los OLA, y otro grupo en el que los únicos ojos tapados eran esos mismos.
El resultado fue que el primer grupo no se orientaba con precisión hacia el nido, mientras que en el segundo grupo sí tenía una orientación precisa. Por lo tanto, concluye el investigador en su estudio, los animales que ven solo con los ojos laterales anteriores sí perciben la rotación del substrato, mientras que los que ven con el resto de los ojos se comportan como si no se hubiera rotado el substrato.

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