El 90% de los cánceres son mortales porque se expanden. Por eso, esta
colonización de otros órganos, la metástasis, es uno de los objetivos
de los investigadores. El último trabajo al respecto lo ha publicado Molecular Cell,
y lo ha dirigido un equipo de la Universidad de Cambridge con el que ha
colaborado el Idibell (Instituto de Investigaciones Médicas de
Bellvitge). Consiste en el descubrimiento de que en el 15% de los
cánceres de mama hay una abundancia de copias del gen EMSY, y que esto
debilita los controles propios para la metástasis.
Fiel a la línea de investigaciones de Manel Esteller, que dirige el Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Idibell, este trabajo apunta a una posibilidad de regular epigenéticamente la expresión de todos estos genes. La epigenética es el sistema regulador de la expresión de los genes, una especie de semáforo que indica que esas instrucciones biológicas pasen de la teoría (pueden estar en el genoma pero no manifestarse nunca) a la práctica.
Los investigadores han visto que si se apagaban las señales y se silenciaban las copias del gen, la capacidad de este para generar una metástasis desaparece. O, al menos, se debilita. “Este último hallazgo podría despertar el interés en buscar fármacos capaces de bloquear a la proteína EMS” comenta Esteller. “Además en este caso” añade el investigador “sería más fácil identificar las pacientes que podrían ser sensibles al fármaco ya que en principio serían aquellas que presentaran una sobredosis de este oncogén EMSY en el análisis genético. Sería un proceso similar al que ya se realiza para la detección del marcador HER2 en cáncer de mama que permite su tratamiento con un fármaco específico”.
Como en muchos de los trabajos recientes –sin ir más lejos, y por centrarnos en estudios con participación española, los publicados la semana pasada en Cell de Verónica González Bravo y Joan Massagué- se trata de estudios a los que faltan años de investigación para dar sus resultados, si es que llegan a concretarse en algún tipo de abordaje farmacológico. Pero, como siempre en medicina, el primer paso, que es encontrar una diana y elaborar un diagnóstico, está dado.
Fiel a la línea de investigaciones de Manel Esteller, que dirige el Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Idibell, este trabajo apunta a una posibilidad de regular epigenéticamente la expresión de todos estos genes. La epigenética es el sistema regulador de la expresión de los genes, una especie de semáforo que indica que esas instrucciones biológicas pasen de la teoría (pueden estar en el genoma pero no manifestarse nunca) a la práctica.
Los investigadores han visto que si se apagaban las señales y se silenciaban las copias del gen, la capacidad de este para generar una metástasis desaparece. O, al menos, se debilita. “Este último hallazgo podría despertar el interés en buscar fármacos capaces de bloquear a la proteína EMS” comenta Esteller. “Además en este caso” añade el investigador “sería más fácil identificar las pacientes que podrían ser sensibles al fármaco ya que en principio serían aquellas que presentaran una sobredosis de este oncogén EMSY en el análisis genético. Sería un proceso similar al que ya se realiza para la detección del marcador HER2 en cáncer de mama que permite su tratamiento con un fármaco específico”.
Como en muchos de los trabajos recientes –sin ir más lejos, y por centrarnos en estudios con participación española, los publicados la semana pasada en Cell de Verónica González Bravo y Joan Massagué- se trata de estudios a los que faltan años de investigación para dar sus resultados, si es que llegan a concretarse en algún tipo de abordaje farmacológico. Pero, como siempre en medicina, el primer paso, que es encontrar una diana y elaborar un diagnóstico, está dado.
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