Un grupo de investigadores ha dado con el virus más grande de la historia: Pithovirus sibericum.
Pero, a pesar de su gran tamaño, no es lo más peculiar de este
organismo. Ha permanecido 30.000 años bajo el hielo de Siberia y acaba
de ser reactivado en un laboratorio.
Ameba infectada por el virus |
Aunque se encontraba a 30 metros de profundidad entre las capas heladas de la tundra siberiana,
conocidas como 'permafrost', alejado de la luz y del oxígeno, su
material genético se ha mantenido en perfecto estado de conservación.
Pithovirus ha permanecido latente durante, al menos, 30.000 años,
hasta que los científicos que lo han rescatado utilizaron amebas -un
organismo unicelular- para comprobar si todavía podía comportarse con
normalidad.
«Debido a que las condiciones cambiaron, el virus se descongeló y se
reactivó», Chantal Abergel, investigadora de la
Universidad de Marsella (Francia) y coautora del estudio que acaba de
publicar en la revista Proocedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Durante las 12 horas siguientes a su reactivación, «el virus se introdujo en la ameba
y se multiplicó cientos de veces. La ameba murió por rotura [denominado
ciclo lítico] y apareció una nueva generación de virus», detalla la
investigadora francesa.
Los científicos dieron con este virus gigante en el año 2000 en
Chukotka, al noreste de Rusia. Este nuevo agente patógeno se añade a la
pequeña lista de virus gigantes compuesta por Pandoravirus, Mimivirus y, ahora, Pithovirus. Los Mimivirus son el género que contiene el mayor material genético y los Pandoravirus eran, hasta ahora, los que tenían mayor tamaño: 1µ (micras) de longitud y 0,5µ de diámetro. Tras este nuevo descubrimiento, Pithovirus desbanca a los Pandoravirus ya que mide 1,5µ de longitud, lo que es comparable en tamaño a una pequeña bacteria.
Además, los científicos han comprobado que, esta una nueva familia de virus gigantes, tan solo comparte con los Pandoravirus el 11% de información genética.
Según los investigadores, no supone un riesgo para las personas y animales.
«Bajo las condiciones en las que aislamos el virus, éste no es
infeccioso», declaran en su estudio. Pero no descartan que el virus se
encuentre en algunos animales o plantas de las capas del permafrost.
Además, plantean que este virus pudo infectar a los últimos neandertales que vivieron en la Tierra. «Los restos de los últimos Neandertales
(hace 28.000 años) han sido localizados en Rusia. Estos ancestros
vivieron, padecieron enfermedades y murieron. Es interesante pensar que,
tal vez, el virus les pudo infectar», destacan los científicos.
En la actualidad, continúan estudiando el material genético de este
virus gigante para comprobar sus teorías. «Si encontramos alguna
analogía [con los agentes infecciosos que se dan en humanos] el riesgo
será real, sino estaremos a salvo. Desde luego no queremos revivir este virus si es un patógeno», asegura la investigadora Abergel.
Según los autores, este virus acraico que ha llegado hasta nuestros
días podría aportar información sobre algunas preguntas fundamentales
como el origen de la vida en nuestro planeta y la evolución de los virus
y las células.
El calentamiento global contribuye a que poco a poco se derrita el hielo de las capas superficiales del permafrost, así que cada año se van desenterrando microorganismos,
algunos desconocidos. Abergel advierte de que, si los viriones (virus
aislados que no se encuentran infectando ningún organismo) permanecen en
esas capas y se activan, se podría producir un cóctel para el desastre.
Fuente: El Mundo
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