Ahora, gracias a un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) podría ser más sencillo tomar decisiones debido a que su trabajo contribuirá, en el futuro, a dar a cada mujer una información mucho más precisa sobre su riesgo personal. La publicación en «PLOS Genetics», firmada por 200 autores de 55 grupos de todo el mundo, presenta el descubrimiento de dos
nuevos genes que modulan el riesgo a desarrollar cáncer de mama y de
ovario de las mujeres portadoras de mutaciones en BRCA1 y BRCA2 (se sabe que las mujeres portadoras de mutaciones en los genes BRCA1
y BRCA2, tienen un riesgo de entre el 43% y
el 88% de desarrollar un cáncer de mama antes de los 70 años. Tomar
decisiones vitales -como someterse a una cirugía preventiva- cuando la
horquilla del riesgo es tan amplia no es fácil.Según explica Ana Osorio, del CNIO, «el objetivo es crear un test con
todas las variantes genéticas que sabemos que influyen en el riesgo de
desarrollar un cáncer, y a qué edad, de forma que podamos hacer un
perfil personalizado para cada paciente».
El hallazgo de genes que modulan el riesgo de padecer
cáncer de mama y ovario se encuadra dentro del esfuerzo internacional
puesto en marcha por la comunidad científica para tratar de afinar mucho
más la información que proporciona el genoma. Los investigadores
aspiran no solo a identificar los genes asociados a un cáncer, sino los
elementos que hacen que un mismo gen defectuoso afecte de forma
diferente a diferentes personas.
En el caso de los genes BRCA1 y
BRCA2, explican los investigadores, sus defectos pueden estar causados
por miles de mutaciones diferentes. Pero además, el efecto de estas
mutaciones puede depender de otras variantes en el ADN contenido en
otros genes, y que pueden referirse a una única letra química, una base
–las famosas A, T, C o G- de entre las 3.000 millones que integran el
genoma. Estos rasgos, denominados SNPs, de por sí no inactivan el gen ni
son patológicos, pero su pequeña influencia sí puede ser importante cuando ya hay una mutación de alto riesgo.
Entender el genoma con ese grado de detalle exige un trabajo ingente.
El peso de cada elemento modulador del riesgo es pequeño, así que se
necesitan miles de muestras para que su efecto emerja en la estadística.
Para el trabajo que ahora se publica los investigadores se organizaron en 2006 en un consorcio llamado CIMBA (Consortium
of Investigators of Modifiers of BRCA1 and BRCA2), integrado por grupos
de investigación de todo el mundo. El CIMBA, con datos de más de 40.000
portadoras de mutaciones en BRCA1 y BRCA2, dispone de la mayor cantidad
de muestras en las que estudiar la interacción de las mutaciones con
los SNPs. Hasta ahora el CIMBA ha logrado asociar más de 25 SNPs al
riesgo de desarrollar cáncer de mama o de ovario en las portadoras de
mutaciones en BRCA1/2. El trabajo que lideran los investigadores del
CNIO añade como mínimo dos más a la lista.
Para dar con ellos los autores han trabajado en dos fases:
primero analizaron muestras de 1.787 portadoras españolas e italianas de
mutaciones en BRCA1/2, y lograron acotar 36 SNPs potencialmente
interesantes; después investigaron la importancia de estos últimos en
otras 23.463 muestras de CIMBA. Así han descubierto 11 SNPs que inciden
en el riesgo, en especial dos. Su influencia es pequeña -el más
importante multiplica el riesgo por solo 1,12-, es decir un 12% sobre el
riesgo basal.
Como explica Osorio, «el peso de estos SNPs de por sí es
muy pequeño, pero con los 27 ya descritos sí se puede incrementar o
disminuir el riesgo individual de una mujer portadora de mutación».
El resultado podría ser de interés clínico también. Uno de los tipos de fármacos eficaces contra el cáncer de mama asociado a mutaciones en BRCA1 y BRCA2,
llamados inhibidores de PARP, actúan precisamente inactivando la ruta
de reparación alternativa. Así, los autores concluyen que «estos
hallazgos podrían tener implicaciones no solo para determinar el riesgo,
sino de cara al tratamiento de los portadores de mutaciones en BRCA1/2
con fármacos inhibidores de PARP».
Extirparse los pechos no parece ser a solución más adecuada para las mujeres con cáncer de mama. Algunos estudios sugieren que no aumenta la esperanza de vida.
Sin embargo, cada vez más mujeres con cáncer de mama en etapa temprana
en un seno están optando optan por someterse a una operación más
agresiva para extirpar ambos pechos, llamada mastectomía profiláctica
contralateral, de forma que las tasas de mastectomías dobles se han
duplicado en la última década en el caso de las diagnosticadas con
cáncer en etapa temprana en países como EE.UU. Casos como el de Angelina Jolie o el de la cantante Anastacia hay provocado que muchas mujeres que son diagnosticadas de un tumor en el pecho se preocupan por el riesgo de que el cáncer pueda reaparecer en la mama sana después el tratamiento;
así, una gran mayoría opta por la extirpación de ambos senos, a pesar
de que el riesgo de desarrollar cáncer en la otra mama es muy bajo. No
hay que olvidar que únicamente son mujeres de alto riesgo aquellas con
una historia familiar de cáncer y las que dan positivo para los genes
BRCA1 y BRCA2 de mama u ovario, como es el caso de la actriz y también
el de la cantante.
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