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domingo, 26 de abril de 2015

¿OXITOCINA PARA TRATAR EL AUTISMO?




Las personas con trastornos del espectro autista tienen problemas con el comportamiento social y la comunicación, lo que puede dificultarles crear amistades, sostener conversaciones rutinarias o percatarse de las señales sociales no verbales (expresiones faciales, gestos y otras actitudes) que a menudo son casi tan importantes como las palabras en una conversación cara a cara. De manera parecida, los ratones con síntomas de autismo muestran poco interés en interactuar con otros congéneres.
Desde hace algún tiempo, se sabe que un fármaco llamado risperidona es capaz de tratar algunos de los síntomas del autismo, incluyendo los comportamientos repetitivos, tanto en humanos como en ratones, pero hasta ahora no se ha encontrado ninguna medicación para ayudar a mejorar la capacidad para socializarse.
En un estudio reciente, el equipo integrado, entre otros, por Daniel Geschwind, Olga Peñagarikano y María T. Lázaro, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Estados Unidos, ha encontrado que dar oxitocina a ratones con síntomas parecidos a los del autismo restauró su comportamiento social normal. La oxitocina es un neuropéptido, un tipo de molécula que ayuda a las neuronas a comunicarse entre sí.
Pero la sorpresa más grande del estudio ha sido quizá la de que una administración de la oxitocina en la tierna infancia llevó a efectos positivos más duraderos, que continuaron en la adolescencia y en la adultez de los animales. Esto sugiere que puede haber ventanas de oportunidad críticas para el tratamiento que son mejores que otras, tal como razona el Dr. Geschwind, coautor de la investigación así como profesor de psiquiatría, neurología y genética humana en la UCLA.
A la oxitocina se la llama a menudo la “hormona del amor” debido a su importante papel promoviendo el altruismo, la generosidad, las interacciones sociales, el apego de las madres hacia sus bebés y la cooperación entre individuos. El sistema neurológico de la oxitocina es un mediador crucial de la conducta social en mamíferos, incluyendo al Ser Humano.
El siguiente paso en la línea de investigación del equipo de Geschwind, Peñagarikano y Lázaro será determinar la dosis más baja de oxitocina que aún demuestra ser efectiva. Dado que los ratones en el estudio mostraron síntomas similares a los de las personas con trastornos del espectro autista, los investigadores esperan que esta terapia pueda algún día ser aplicable a humanos con autismo.

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