Investigadores del grupo Inmunobiología tumoral de la Universidad
de Jaén, en España, han evaluado los efectos de un compuesto extraído
del aceite de oliva virgen, el ácido maslínico, en los procesos
inflamatorios asociados a ciertos tipos de cáncer.
Se trata del primer estudio que analiza la incidencia positiva de
estas sustancias sobre un tipo de células del sistema inmune,
denominadas macrófagos, ya que les ayudan a reducir la inflamación, una
etapa relacionada con el desarrollo tumoral.
Estudios anteriores demuestran que la inflamación crónica de baja
intensidad está en la base de muchas patologías como el cáncer. Por
ello, los expertos de la Universidad de Jaén pretenden inhibir el
proceso inflamatorio crónico entendiendo el funcionamiento de las
células que coordinan ese proceso: los macrófagos.
“Estas células sintetizan citoquinas, sustancias involucradas en la
coordinación de la respuesta inmunitaria. Si establecemos un símil y el
sistema inmunitario fuese un ejército, cada soldado no puede combatir de
forma aislada. Ellas son el nexo de unión entre el grupo que les indica
por dónde atacar a los agentes extraños”, explica José Juan Gaforio,
responsable del proyecto e investigador de la Universidad de Jaén.
Los científicos jiennenses son expertos en el análisis de componentes
presentes en pequeñas cantidades en los aceites de oliva vírgenes pero
que cuentan con propiedades saludables. Por ello, querían comprobar el
efecto de ciertos compuestos extraídos de esta grasa vegetal sobre los
procesos inflamatorios. En concreto, han evaluado la incidencia del
ácido maslínico sobre los macrófagos.
Estas células del sistema inmune se dividen en dos tipos. Por un
lado, los macrófagos M1 son capaces de eliminar patógenos e inhibir
tumores, es decir, se encargan de que la patología se cure lo antes
posible. Y por otro, los macrófagos M2 favorecen los procesos
inflamatorios crónicos y la creación de nuevos capilares que podrían
alimentar a las células tumorales.
“Esta capacidad resulta fundamental, por ejemplo, para que una herida
se cierre. Sin embargo, en células de cáncer provocan efectos adversos
como la generación de nuevos tejidos tumorales. De esta forma, en
procesos inflamatorios crónicos, lo interesante es potenciar los M1 e
inhibir la acción de los M2. Eso es justo lo que hace el ácido
maslínico”, enumera Gaforio.
De esta forma, en un estudio publicado en la revista Evidence-Based
Complementary and Alternative Medicine, los investigadores concluyen que
el ácido maslínico cuenta con una acción beneficiosa en la inflamación
asociada al cáncer: un efecto llamada para que los macrófagos M1 acudan a
la zona afectada y controlen el proceso inflamatorio mediante la
creación de citoquinas, es decir, las moléculas coordinadoras del
‘ejército’ que supone el sistema inmune.
“Nuestros resultados muestran que pueden controlar la inflamación
crónica que representa una etapa crucial en el desarrollo de ciertos
tipos de cáncer”, incide el investigador.
Los investigadores han obtenido sus conclusiones utilizando modelos
experimentales celulares, concretamente, macrófagos humanos.
“Diferenciamos esas células incubándolas con una sustancia y se
transforman en lo más parecido a los macrófagos humanos. Sobre estas
añadimos el ácido maslínico y comprobamos su acción. Con cada compuesto
del aceite preparamos una batería de experimentos con cantidades
diferentes y comprobamos en qué líneas celulares son más efectivos”,
relata.
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