La eritropoyetina humana recombinante es una hormona glicoproteica que
se usa para tratar a pacientes con insuficiencia renal que requieren de
diálisis, y en otras anemias, como las asociadas a las terapias de
cáncer, hepatitis C y Sida. También se la utiliza en el tratamiento o la
prevención de la anemia del prematuro. En la actualidad, se la postula,
además, como candidata terapéutica para otras patologías.
Los
métodos de producción actuales son costosos, ya que demandan sucesivas
etapas de purificación. La eritropoyetina adquirió renombre en la prensa
mundial, desafortunadamente, por varios escándalos de dopaje en el
deporte, en especial en el ciclismo de alta competición, por lo que fue
llamada la “droga del ciclista”, dada su capacidad de incrementar la
producción de glóbulos rojos en corto tiempo.
Por citar uno de
los casos más resonantes : el del recordado ciclista italiano
Marco Pantani, “Il Pirata”, a quien se consideró uno de los mejores
escaladores de todos los tiempos. Había sido campeón del Giro de Italia y
del Tour de Francia en 1998. En 1999, luego de haber ganado en cuatro
etapas del Giro y haberse constituido en líder de la competencia, fue
descalificado al superar la tasa permitida de hematocrito -porcentaje
del volumen total de sangre compuesta por glóbulos rojos-, lo que muy
probablemente significaba que había consumido EPO, sustancia prohibida
dado que produce una mejora significativa de la marca deportiva en los
ejercicios de larga duración. El 14 de febrero de 2004, a los 34 años,
Pantani fue hallado muerto en la habitación de un hotel en Rímini,
debido a una sobredosis de antidepresivos y cocaína, droga a la que era
adicto.
La producción de eritropoyetina recombinante humana (EPO
rh) requiere de un complejo proceso de separación y purificación para
aislarla del medio de cultivo en el cual es producida. “Los
procedimientos pueden demandar entre un 60 y 80% de los costos totales
de producción. Esto es debido a que los criterios de calidad requeridos
para los productos que tendrán uso terapéutico son muy estrictos”,
explican los investigadores María Martínez-Ceron, Mariela Marani, Marta
Taulés, Marina Etcheverrigaray, Fernando Albericio, Osvaldo Cascone y
Silvia Camperi, en un artículo reciente de la revista “ACS Combinatorial
Science”.
Debido
a que la administración de la EPO rh es parenteral, es decir, se
introduce en el organismo por vía subcutánea intravenosa, la hormona
debe tener un grado de pureza mayor al 99% y es, por lo tanto, la
purificación el paso crítico en su proceso de producción. La EPO humana
nativa fue purificada por primera vez en 1977 por T. Miyake y
colaboradores, a partir de orina de pacientes con anemia aplásica
severa, un trastorno por el que se produce un desarrollo defectuoso o
incompleto de las líneas celulares de la médula ósea. Desde que F. Lin
descubrió el gen, en 1984, se pudo obtener la EPO recombinante humana
(EPO rh) de uso terapéutico que es equivalente, inmunológica y
funcionalmente, a la que fabrica el organismo. Es el principal regulador
fisiológico del proceso de maduración y diferenciación de los
progenitores hematopoyéticos eritroides en la médula ósea. Además,
mantiene los niveles fisiológicos de los glóbulos rojos circulantes.
“Normalmente,
el proceso de purificación consiste en múltiples etapas de separación.
En consecuencia, se hace necesario mejorar cada etapa, considerada en
forma individual, pero también, combinar estos pasos de modo adecuado
para incrementar la eficacia global del proceso”, explica Cascone.
El
método desarrollado por este equipo de investigadores de las
universidades de Buenos Aires, del Litoral y Barcelona, opera en tres
pasos: en primera instancia se obtiene un sobrenadante de cultivo libre
de células por centrifugación o filtración. “El segundo paso consiste en
acondicionar ese sobrenadante por diafiltración y, el tercero, en
purificar la EPO rh por cromatografía de afinidad con péptidos
inmovilizados en un soporte adecuado. Estos péptidos son seleccionados
por screening de una biblioteca combinatoria sintética”, detalla
Camperi.
Es decir, este proceso resulta particularmente
eficiente debido, por un lado, a la alta selectividad que se establece
entre la proteína y el péptido; y por el otro, dado que conjuga las
etapas de captura y de purificación fina en un solo paso,
simplificándolo de modo notable y haciendo que los costos de producir
eritropoyetina recombinante humana desciendan de modo considerable.