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martes, 8 de enero de 2013

TERAPIA GÉNICA CONTRA LA LEUCEMIA

La pasada primavera, Emma Whitehead que entonces tenía seis años, estaba al borde de la muerte. Su leucemia se había reproducido por segunda vez después de la quimioterapia, y a los doctores no les quedaban alternativas. Desesperados por salvarla, sus padres la llevaron al Hospital Infantil de Filadelfia a probar un tratamiento experimental. Hasta entonces no se había intentado en niños ni en nadie con el tipo de leucemia de Emma. El experimento usaba un tipo de virus inactivado para reprogramar el sistema inmune de Emma para que atacara a las células cancerígenas. El tratamiento casi la mata, pero siete meses después sigue libre de cáncer.
Para llevar a cabo la terapia, los médicos extraen del paciente millones de células T, un tipo de glóbulos blancos, y les insertan genes que les hacen capaces de matar las células cancerígenas. Emma había sido diagnosticada con cinco años de una leucemia linfoblástica aguda.
Se trata de una terapia, desarrollada en la Universidad de Pensilvania, que también se está ensayando en otros lugares. Tres adultos tratados en ese centro han tenido también una remisión completa de su cáncer. De ellos, dos llevan bien más de dos años [el periodo para considerar superado un cáncer son cinco]. En otros casos los resultados no han sido tan buenos, pero pese a ello, expertos en oncología independientes señalan que se trata de un método muy prometedor, ya que incluso en esta fase tan temprana de ensayos ha funcionado en casos desesperados.


El método tiene algo malo: el primer síntoma de que está funcionando es que el paciente enferma gravemente, con temblores y fiebres. Es lo que los oncólogos llaman sacudir y cocer (shake and bake en inglés), y que es lo que casi mata a Emma. También se pueden anegar los pulmones y causar peligrosas caídas de tensión. Los investigadores trabajan para paliarlo.
Emma sobrevivió, y a las 11 horas los médicos vieron la causa del proceso: su interleukina-6 se había disparado, y, por suerte, había un fármaco para bajarla: se trataba de un medicamento que usaba la hija de Carl June, el médico que dirigía el equipo, para tratar su artritis reumatoide. El oncólogo, Stephan A, Grupp ordenó que se la dieran. La niña permaneció una semana sedada. El 2 de mayo el personal de la unidad de cuidados intensivos le cantó el Cumpleaños feliz.

Fuente: El País

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