Un estudio que se publica en la revista Nature Genetics ha permitido
demostrar que un mecanismo molecular previamente descrito por
investigadores españoles en el desarrollo de la leucemia linfática
crónica también es responsable del desarrollo de formas hereditarias de
melanoma.
Este trabajo, coordinado por el doctor David Adams del
Wellcome Trust Sanger Institute del Reino Unido, y que ha contado con
la colaboración de los investigadores Andrew Ramsay, Víctor Quesada y
Carlos López-Otín, del Instituto Universitario de Oncología de la
Universidad de Oviedo, ha estudiado familias con varios casos de
melanoma y ha encontrado variantes en el gen POT1 presentes
exclusivamente en quienes padecen la enfermedad y ausentes en quienes no
la padecen.
“Este hallazgo refuerza el enorme valor de los
proyectos de estudio de los genomas del cáncer para identificar genes
cuya implicación en el cáncer era hasta ahora desconocida y cuyas
mutaciones pueden contribuir al desarrollo de tumores tan distintos como
el melanoma o la leucemia” comenta López-Otín, y añade: “Estos
resultados apuntan una vez más a que en el futuro los tumores se
tratarán dependiendo fundamentalmente de los cambios genéticos que
presenten y no tanto del tejido en el que se originen”.
El
descubrimiento ahora publicado partió de una observación realizada el
pasado año por investigadores del Consorcio Español para el estudio del
Genoma de la leucemia linfática crónica dirigido por los Dres. Carlos
López-Otín y Elías Campo. Este trabajo previo había demostrado la
existencia frecuente en este tipo de leucemia de mutaciones en el gen
POT1, implicado en la protección de los extremos de los cromosomas,
denominados telómeros.
La
figura muestra las nuevas variantes en POT1 descubiertas en pacientes
con melanoma hereditario se localizan en la misma región que las
mutaciones anteriormente descritas en leucemias. La figura representa la
estructura de POT1 (verde) unida a ADN telomérico (azul). Las zonas
mutadas en LLC, todas ellas cercanas al ADN telomérico, están señaladas
en naranja. Las nuevas variantes, señaladas en rojo, también se
encuentran cerca del ADN del telómero y tienen similares consecuencias
bioquímicas. (Imagen: U. Oviedo)
Se planteó entonces la
posibilidad de que otros tipos de tumores pudieran tener alteraciones en
este mismo gen. En este contexto, investigadores de instituciones
europeas, australianas y norteamericanas, se centraron en el estudio del
melanoma cutáneo maligno y más concretamente en las formas hereditarias
de esta enfermedad. Este tipo de tumores es muy agresivo y tiene una
gran importancia clínica en países con exposición solar intensa.
El
estudio realizado en numerosas familias con esta enfermedad ha
permitido descubrir variantes constitutivas en el gen POT1
exclusivamente presentes en pacientes con melanoma hereditario, pero no
en miembros de las mismas familias que no han desarrollado la
enfermedad.
Las variantes constitutivas, a diferencia de las mutaciones
somáticas, no se adquieren durante el proceso tumoral, sino que existen
previamente en todas las células del individuo y pueden predisponer a
distintos tipos de cáncer.
El hallazgo de un nuevo gen
responsable de tumores hereditarios tiene implicaciones clínicas
inmediatas al permitir el diagnóstico precoz de la susceptibilidad
individual al desarrollo de dichos tumores.
Según Andrew Ramsay,
co-primer autor del artículo junto con Carla D. Robles, Mark Harland y
Lauren G. Aoude, “tras el descubrimiento de variantes en el gen POT1 en
melanomas hereditarios, pudimos comprobar que las consecuencias
estructurales y bioquímicas de dichas variantes sobre la proteína
codificada por este gen eran indistinguibles de las que habíamos
encontrado en el caso de las mutaciones somáticas asociadas a la leucemia.
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