Los mosquitos de la especie Anopheles funestus son vectores de
la malaria o paludismo, y en ellos se viene detectando resistencia a
insecticidas. Esto es preocupante dado que la mayoría de las estrategias
para combatir la propagación de la enfermedad se basan en mantener a
raya a las poblaciones de mosquitos utilizando estas sustancias.
El equipo
del Dr. Charles Wondji, de la Escuela de Medicina Tropical adscrita a la
Universidad de Liverpool en el Reino Unido, ha estado estudiando a
fondo una inquietante población de mosquitos resistente a los
piretroides (una clase de sustancias empleadas en algunos insecticidas) y
además totalmente resistentes al DDT (no se registra mortalidad alguna
cuando se les aplica DDT). El DDT está prohibido en muchos países por
sus riesgos para la salud humana y el medio ambiente, pero todavía se le
emplea en zonas muy específicas de algunas naciones para combatir al
peligroso mosquito que transmite la malaria.
Wondji
y sus colegas se propusieron dilucidar las bases moleculares de la
resistencia a insecticidas en esa población de mosquitos, procedente de
Pahou en Benín, África.
A tal fin, el equipo de investigación utilizó una amplia gama de
métodos para averiguar el mecanismo exacto de la resistencia. Wondji y
sus colegas encontraron que una sola mutación (L119F) hizo que una
versión no resistente del gen GSTe2 diera lugar a una versión resistente
al DDT. La mutación en el gen GSTe2 hace que los insectos descompongan o
degraden el DDT, que de este modo pierde su toxicidad inicial.
Los autores del estudio también han demostrado que este gen hace que los insectos se vuelvan resistentes a los piretroides.
Este
gen es, por tanto, hacia el que hay que orientar las investigaciones
destinadas a combatir la resistencia de mosquitos a insecticidas de los
tipos citados. Los insecticidas a base de piretroides son hoy en día
bastante comunes.
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