Imagen del implante coclear en el oído de la cobaya.
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Imagínese un implante coclear que además de ayudar a escuchar a las
personas con sordera profunda también consiga regenerar algunos defectos
del nervio auditivo. Por primera vez, un grupo de investigadores
australianos utiliza los impulsos eléctricos de este dispositivo externo
para aplicar terapia génica en este órgano y lograr así que esta
tecnología tenga resultados más satisfactorios.
En el 80% de las personas con hipoacusia postlocutiva (después de la
aparición del habla y generada como consecuencia de alguna enfermedad
adquirida), el implante coclear funciona correctamente, pero en el resto
de los casos la situación es más compleja.
Generalmente, la pérdida de audición profunda está relacionada con el
deterioro del órgano corti, situado en la cóclea (oído interno) y
compuesto por células sensoriales auditivas llamadas células ciliadas.
Es como el micrófono del cuerpo. Lo que hacen estas células es procesar
el sonido en un estímulo eléctrico que va a viajar por el nervio
auditivo y por las vías auditivas centrales. Hay personas que,
además de tener estas células lesionadas, también presentan deterioro en
las fibras que constituyen el nervio coclear. Dependiendo de
la causa que haya producido la lesión auditiva, explica Manuel Manrique
Rodríguez, especialista de Otorrinolaringología de la Clínica
Universidad de Navarra, el afectado tendrá mayor o menor porcentaje de
fibras dañadas".
"Cuando no hay una cantidad suficiente de fibras sanas, el resultado del implante coclear no es del todo positivo",
señala el experto español, y es aquí donde entra en juego la
investigación australiana. Se han servido de una cobaya para ensayar un
tándem muy prometedor. Por un lado, utilizan el implante coclear para
'baypassear' la lesión del órgano corti (recoge los sonidos y los
transforma en impulsos eléctricos, tal y como hace la cóclea). Al mismo
tiempo, aplican una terapia que permite la regeneración de las neuronas
dañadas del nervio coclear.
¿Cómo? Mediante terapia génica. El equipo de científicos del
departamento de Fisiología y Neurociencia de la Universidad de New Sotuh
Wales (UNSW, Australia) utilizó en cobayas el propio implante coclear,
pero antes de insertarlo, inyectaron un virus modificado en el líquido
perilinfático del oído para que, al entrar en contacto con las células
cercanas a los electrodos del dispositivo, se libere una sustancia regeneradora (neurotrofina) capaz de reparar de forma selectiva las fibras dañadas
del nervio coclear. "Este gen actúa como factor de crecimiento nervioso
y estimula la restauración del nervio", argumenta Jeremy Pinyon, uno de
los autores del ensayo.
Además, según relata el estudio, publicado en la revista Science Translational Medicine,
la propia estimulación eléctrica con la que el dispositivo funciona
potencia el efecto neuroregenerativo de la neurotrofina y esto hace que
la eficacia del tratamiento sea mayor. En este ensayo, "hay una
simbiosis perfecta entre el uso del implante y de la terapia génica",
opina Manrique Rodríguez. Coomo explica otra especialista consultada por
El Mundo, Ana María García Arumi, jefe de sección de Otología del
Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, "se crea un campoeléctrico que
favorece la liberación de la sustancia neuroregenerativa".
Tal y como muestra la imagen, este tratamiento experimental consigue subsanar las fibras del nervio auditivo
y, por lo tanto, también podría lograr en un futuro que el implante
coclear también sea satisfactorio en un porcentaje de personas con
sordera profunda (aproximadamente el 20%) en el que ahora no lo está
siendo.
No obstante, también permitiría mejorar el rendimiento de estos
dispositivos en los afectados en los que ya los resultados son óptimos.
"Las personas con implantes cocleares consiguen un buen entendimiento
del habla, pero su percepción, por ejemplo, de la música, se ve
mermada", expone Gary Housley, principal responsable del trabajo
australiano. Como apunta el otorrinolaringólogo de la Clínica
Universidad de Navarra al comentar este estudio, es verdad que "el
acceso a la información sonora más allá de la palabra hablada, como la
radio, el teléfono, la televisión, es más complicada, muchas veces
porque hay mayor distorsión frecuencial".
El provecho futuro de este trabajo, subraya la experta del Vall
d'Hebron, es que "en el futuro el implante asociado a la neurotrofina
ayude a mejorar la audición", aunque, pensando más a largo plazo, quién
sabe si "quizás no haga falta poner un implante" y sea suficiente la
acción de esta sustancia para la recuperación de la sordera.
Hasta la fecha, "nadie había intentado usar el implante coclear para aplicar terapia génica",
asegura Housley, y "hemos demostrado que con esta técnica puede ser
mucho más eficaz". Sin embargo, de momento sólo se ha demostrado en la
cobaya. Aunque es un animal muy utilizado en investigación de
Otorrinología, por su fácil acceso al oído interno, aún no se ha
comprobado en seres humanos. "A la hora de extrapolar, hay que tener mucho cuidado",
advierte Manrique Rodríguez. "Esta técnica podría producir crecimiento
neuronal en otras áreas del sistema nervioso y ocasionar un tumor de
estirpe neurológica. En este salto de animal a humano, hay un sistema
inmunológico diferente que podría reaccionar de forma distinta".
En cualquier caso, dice el especialista español, se trata de un "estudio sólido e interesante" que además da
pie al estudio de la integración de esta tecnología en otros
dispositivos, tales como los electrodos utilizados en la estimulación
cerebral profunda para el tratamiento de algunas enfermedades neurológicas como el Parkinson y la depresión.
"Nuestro trabajo tiene implicaciones mucho más allá de los problemas
de audición", remarca Matthias Klugmann, otro de los firmantes. "Nuestra
tecnología proporciona una novedosa plataforma para la transferencia
génica segura y eficiente en tejidos tan delicados como los del cerebro"
y, por lo tanto, podría suponer una oportunidad para el tratamiento de
trastornos neurológicos complejos mediante terapia génica, apuntan los
autores del estudio.
Fuente: El Mundo
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